Noticias sociales

El libro en perspectiva
La cátedra Seminario Actualidad del Campo Editorial y la coordinación de la Tecnicatura en Producción Editorial de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) invitaron a participar hoy, a las 15:00, vía Meeet, del último encuentro con especialistas, referentes y trabajadores del campo editorial nacional. La jornada será sobre ‘El ecosistema del libro argentino en perspectiva”. Para la charla, abierta y gratuita, se accederá a través del siguiente link: https://bit.ly/charlaseditorial. Con la participación de Estela Consigli, Daniela Bentancur y Pablo Ingberg (Asociación Argentina de Traductores e Intérpretes), Marcelo Guerrieri, Débora Mundani y María Inés Krimer (Unión de Escritoras y Escritores), Marcos Almada y Paula Brecciaroli (La Coop. Cooperativa de Editoriales Independientes), Karina Downie y Laura Forni (Red de Librerías Independientes).

Bautismo
En la parroquia San Roque fue bautizado Lucas Isaac Segovia.

Santoral
Los católicos recuerdan hoy a San Alonso Rodríguez. Viudo, comerciante, portero por 45 años de un colegio. Poco instruido en las ciencias del mundo, pero un verdadero místico. Nació en Segovia (España) en 1533, hijo de un comerciante acaudalado. Cuando aún era un niño, tuvo la suerte de que llegó a su ciudad a predicar el beato Pedro Fabro (discípulo muy amado de San Ignacio de Loyola) y se hospedó en la casa de los padres de Alonso. Y, luego, en compañía del jovencito, se fue a una finca que poseía la familia Rodríguez y allá lo preparó a la Primera Comunión.
Esta amistad con un gran apóstol le fue de enorme provecho para su santificación. Alonso fue después a estudiar en un colegio de los Padres Jesuitas, pero, al morir su padre, tuvo que volverse a casa para administrar los negocios.
Sin embargo, el destino que Dios le tenía preparado no era el de negociante. Y, como no poseía las suficientes cualidades para ese oficio, sus negocios fueron decayendo poco a poco. Era como una llamada que Dios le hacía para que se dedicara a otra labor, donde sí iba a conseguir la santidad.
Alonso se casó con una mujer muy buena y piadosa y tuvieron un hijo. Pero, luego, cuando iba a nacer el segundo niño, la esposa murió, dejándolo viudo y con un hijito muy pequeño. En seguida murió también su madre y los negocios empezaron a quebrar. Esta serie de infortunios hizo pensar a si no sería que Dios quería de él otro modo de vivir. Hasta entonces había sido un honrado comerciante, pero le faltaba todavía ser un creyente fervoroso y heroico. Vendió entonces los pocos bienes que le quedaban y se fue con su hijito a vivir junto a dos hermanas suyas que eran extraordinariamente piadosas, quienes le enseñaron el arte de rezar bien y de hacer meditación y oración mental. Las enseñanzas de esas dos sencillas mujeres le fueron de inmensa importancia para su vida. Alonso meditaba dos horas diarias por la mañana y por la tarde rezaba el rosario pensando en los misterios. Pronto empezó a descubrir la imperfección de su vida pasada, viéndola a la luz de las enseñanzas de Jesucristo. En un momento de meditación alcanzó a contemplar un poco los goces que esperan en el cielo y en esos días hizo una confesión general de toda su vida y empezó una existencia totalmente dedicada a la oración, a la mortificación, a la meditación y a obras de caridad a favor de los pobres. Luego murió su único hijo. Alonso sintió una agonía de muerte, pero en seguida el Señor le iluminó con la lectura de una página del Libro de la Sabiduría en la Biblia (capítulo 4) que dice que a muchos jóvenes se los lleva Dios a la otra vida para evitarles terribles peligros que les podían llegar en esta vida contra su santidad y su salvación. Con esto Alonso se consoló inmensamente porque comprendía que su hijito, tan amado, al morir tan joven, se había librado de muchos peligros de ofender a Dios. Y esa muerte tan dolorosa lo movió a renunciar a todo e irse de religioso.