Noticias sociales

Teatro en el Nuevo Auditorio
El grupo Desde Cero Teatro Independiente realizará una nueva función del monólogo teatral Flor de azúcar, de la escritora argentina Patricia Suarez.
La puesta en escena cuenta con la dirección de Patricia Miotto y la actuación de Valeria Blanco. La presentación se llevará a cabo este domingo 7, a las 20:00, en el auditorio municipal Carlos María Scelzi.
En esta oportunidad, la totalidad del dinero recaudado será entregado a la Asociación Civil Puntuales Pa’ La Tardanza y se destinará a la puesta en valor del nuevo espacio cultural El Murgalpón de los Puntuales.

Misas en La Concepción
Como todos los sábados, se celebrará hoy, a las 18:00, la misa en la capilla La Concepción, dependiente de la parroquia San Vicente de Paúl.

Santoral
La grey católica y, especialmente la familia salesiana, recuerda hoy a Santo Domingo Savio. Entre los miles de alumnos que tuvo el gran educador San Juan Bosco, el más famoso fue Domingo Savio, joven estudiante que murió cuando apenas le faltaban tres semanas para cumplir sus 15 años. Nació en Riva de Chieri (Italia) el 2 de abril de 1842. Era el mayor entre cinco hijos de Ángel Savio, un mecánico muy pobre, y de Brígida, una sencilla mujer que ayudaba a la economía familiar haciendo costuras para sus vecinas. Desde muy pequeñín le agradaba mucho ayudar a la misa como acólito y, cuando llegaba al templo muy de mañana y se encontraba cerrada la puerta, se quedaba allí de rodillas adorando a Jesús Eucaristía, mientras llegaba el sacristán a abrir. El día anterior a su primera confesión fue donde la mamá y le pidió perdón por todos los disgustos que le había proporcionado con sus defectos infantiles. El día de su primera comunión redactó el famoso propósito que dice: «Prefiero morir antes que pecar». A los 12 años se encontró por primera vez con San Juan Bosco y le pidió que lo admitiera gratuitamente en el colegio que el santo tenía para niños pobres. Don Bosco, para probar que tan buena memoria tenía, le dio un libro y le dijo que se aprendiera un capítulo. Poco tiempo después llegó Domingo Savio y le recitó de memoria todo aquel capítulo. Y fue aceptado. Al recibir tan bella noticia le dijo a su gran educador: «Usted será el sastre. Yo seré el paño. Y haremos un buen traje de santidad para obsequiárselo a Nuestro Señor». Esto se cumplió admirablemente.