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Bautismo
Renata Villanueva fue bautizada en la Basílica Inmaculada Concepción.

Santoral
Los católicos recuerdan hoy a Gonzalo de Amaranto, beato. Tagilde, del Obispado de Braga, fue el pueblo portugués que le vio nacer. Por la discreción que desde pequeño demostró el arzobispo de Braga lo tomó bajo su techo preparándolo para el sacerdocio. Luego le encomendó la Abadía de San Pelayo por sus cualidades. Fue muy responsable y celoso de sus ovejas a las que acercó a Jesucristo más con las obras que con los sermones, por ello adoptó unas ropas de mendigo y, arreciando en la penitencia, dio en limosna a los pobres cuanto le llegó. Como tuvo un deseo vivo de visitar los Santos Lugares, dejó a un sobrino el cuidado de la Abadía y comenzó su soñada peregrinación. Lleno de agradecimiento y con muchas lágrimas de pesar, Gonzalo contempló con admiración, miró piadoso, besó con cariño y veneró con respeto lo que para la fe fuero monumentos. De hecho, el tiempo pasó insensible en su embeleso. A los 14 años, regresó para cuidar a sus ovejas. Fue muy larga la ausencia. La Abadía cambió. El pastor se hizo lobo. Abandonó el cuidado y se dedicó al despojo. Entre comilonas, cacerías, vicios y vanidades se convirtió de servidor en dueño. Como tantos. No obedeció los requerimientos del tío y hasta lo echó con amenazas violentas, maltratándolo físicamente. Ya intentó antes demostrar su muerte para asegurarse el puesto. El legítimo abad, aprendió mucho en Palestina. Se retiró humillado y vencido. Recorrió los alrededores y predicó feliz el Evangelio; construyó una pequeña ermita y se convirtió en ermitaño orante solitario, predicador y consejero por los alrededores de Tamaca. La Virgen le llevó a pasar una noche en el Monasterio de Vimaro, de los dominicos. Allí fue aceptado como religioso, recibió los hábitos, hizo sus votos y edificó a todos con su piedad, mortificación y santidad. Con la autorización del prelado, vuelve al oratorio de Amarante donde se entregó sin límites a la oración, penitencia y apostolado hasta el fin de su vida quemada en amor a Dios y en bien de los hermanos. Contrajo una gravísima enfermedad y se dispuso a morir como los mejores discípulos del Señor. Falleció en manos de la Virgen el 10 de enero de 1260. Fue beatificado por el papa Pío IV en 1560.

Aniversarios e imágenes familiares
Los lectores de LA CALLE que deseen enviar sus fotos referidas a cómo celebran sus aniversarios y viven la cuarentena desde sus casas pueden enviarlas –en forma gratuita- al siguiente correo electrónico: redacción@lacalle.com.ar para su publicación. En lo posible, consignar los nombres de las personas que aparecen en la imagen, el apellido de la familia y la localidad de residencia.