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Bautismo
Isabella Roda recibió en la Basílica Inmaculada Concepción el sacramento del Bautismo.

Santoral
Los católicos recuerdan hoy a Juan de la Cruz, presbítero y doctor de la Iglesia. Ávila y concretamente Fontiveros fue su patria chica. Luego lo será Castilla y de modo principal Andalucía la tierra de sus amores. Se llamó Juan Yepes. Nació en 1542 del matrimonio que formaban Gonzalo y Catalina; eran pañeros y vivían pobres. Su padre murió pronto y la viuda se vio obligada a grandes esfuerzos para sacar adelante a sus tres hijos: Francisco, Luis y Juan. Fue inevitable el éxodo cuando se vio que no llegaba la esperada ayuda de los parientes toledanos; Catalina y sus tres hijos marcharon primero a Arévalo y luego a Medina del Campo, centro comercial de Castilla. Allí malvivieron con muchos problemas económicos, arrimando todos el hombro; pero a Juan no le fueron las manualidades y muestra afición al estudio.
Entró en el Colegio de la Doctrina, siendo acólito de las Agustinas de la Magdalena, donde le conoció don Alonso Álvarez de Toledo, quien lo colocó en el hospital de la Concepción y le costeó los estudios para sacerdote. Los jesuitas fundaron en 1551 su colegio y allí estudió Humanidades.
Se distinguió como un discípulo agudo. Juan eligió la Orden del Carmen; tomó su hábito en 1563 y desde entonces se llamó Juan de Santo Matía; estudió Artes y Teología en la Universidad de Salamanca como alumno del colegio que su orden tenía en la ciudad. El esplendor del claustro fue notorio: Mancio, Guevara, Gallo, Luis de León enseñaron en ese momento. En 1567 lo ordenaron sacerdote.
Entonces tuvo lugar el encuentro fortuito con la madre Teresa en las casas de Blas Medina. Ella llegó para fundar su segundo «palomarcico», como le gustaba de llamar a sus conventos carmelitas reformados; trajo también con ella facultades del general para fundar dos monasterios de frailes reformados y llegó a convencer a Juan para unirlo a la reforma que intentaba salvar el espíritu del Carmelo amenazado por los hombres y los tiempos. Llegó, a exclamar con gozo, Teresa, ante sus monjas, que, para empezar la reforma de los frailes, ya contaba con «fraile y medio», haciendo con gracia referencia a la corta estatura de Juan; el otro fraile, o fraile entero, era el prior de los carmelitas de Medina, fray Antonio de Heredia. Inició su vida de carmelita descalzo en Duruelo y cambió de nombre, adoptando el de Juan de la Cruz. Pasó año y medio de austeridad, alegría, oración y silencio en casa pobre entre las encinas. Luego, la expansión fue inevitable; reclamaron su presencia en Mancera, Pastrana y el colegio de estudios de Alcalá. Había comenzado la siembra del espíritu carmelitano. La monja Teresa quiso y buscó confesores doctos para sus monjas; dispuso de confesores descalzos que entendieron -porque lo vivieron- el mismo espíritu. Por cinco años fue Juan el confesor del convento de la Encarnación de Ávila. La confianza que la reformadora tuvo en el reformador -aunque posiblemente no llegó a conocer toda la hondura de su alma- se vio de manifiesto en las expresiones que empleó para referirse a él; le llamó «senequita» para referirse a su ciencia, «santico de fray Juan» al hablar de su santidad, previendo que «sus huesecicos harán milagros». No podía faltar la cruz; llegó del costado que menos cabía esperarla. Fueron los hermanos calzados los que lo tomaron preso, lo llevaron preso a Toledo donde vivió nueve meses de durísima prisión. Fue la hora de Getsemaní, la noche del alma, un periodo de madurez espiritual del hombre de Dios expresado en sus poemas. Logró escapar en 1578 del encierro de forma dramática, poniendo audacia y ganando confianza en Dios, con una cuerdecilla hecha con pedazos de su hábito y saliendo por el tragaluz.

Año Mariano Nacional
Entre los personajes cercanos a Jesús, pocos como María. De ella no se dice mucho en los evangelios, pero lo que se dice es sorprendente: Madre, testigo y seguidora. Una mujer fiel a Dios y capaz de ver más allá de lo cotidiano y establecido. Una creyente capaz de arriesgarlo todo. Una mujer valiente. Mucho más que un “ícono”, mucho más que una idea, mucho más que un nombre…de ella se dice que es madre.

Aniversarios e imágenes familiares
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