Noticias sociales

Bautismo
Ian Brissolesi fue ungido con los óleos bautismales durante una ceremonia oficiada en la parroquia María Auxiliadora.

Programación radial
Buen Anuncio, la radio de la Diócesis de Gualeguaychú, irradia su programación por la señal de frecuencia modulada (FM) en el 95.7 del dial y su canal en Youtube.

Santoral
Los católicos recuerdan hoy a San Simplicio, papa. Natural de Tívoli, en el campo de Roma. Era hijo de Castino. Formó parte del clero romano y sucedió al papa San Hilario en la sede de Roma, en marzo del año 467. Le tocó vivir y ser Supremo Pastor en un tiempo difícil por la herejía y la calamidad dentro de la Iglesia que aparecía como inundada por el error. En Occidente, Odaco se hizo dueño de Italia y fue arriano como los godos en las Galias, los de España y los vándalos en África; el panorama no era muy consolador, no. Los ingleses estaban en el paganismo. Para Oriente no iban mejor las cosas, aunque con otros tonos. En cuanto a la vida de fe: el emperador Zenón y el tirano Basílico favorecieron la herejía de Eutiques; los patriarcas resultaron ambiciosos de poder y las sedes patriarcales fue una deseada presa más que un centro de irradiación cristiana. La Iglesia necesitaba un buen timonel El nuevo papa adoptó en su pontificado una actitud fundamental: atendió preferente al clero. Procuró su reforma, detectando el error y proponiendo el remedio con la verdad sin condescendencias que lo acariciaran; mostró perseverancia firme y tesón férreo cuando debió reprimir la ambición de los altos eclesiásticos. Moderó la Iglesia que está en Oriente siendo un muro de contención frente a las ambiciones de poder y dominio de Acacio, patriarca de Constantinopla, cuando pretendía los derechos de Alejandría y Antioquía. No cedió a las pretensiones del usurpador Timoteo Eluro, ni a las del intruso Pedro el Tintorero. Defendió la elección canónica de Juan Tabenas como patriarca de Alejandría frente a las presiones de Pedro Mingo, protegido por el emperador Zenón. Gobernó la Iglesia de Occidente mandando cartas a otro Zenón -obispo de Sevilla-.
, encargándole rectitud y alabando su dedicación permanente a la familia cristiana que tiene encomendada. También escribió a Juan, obispo de Rávena, en el 482, con motivo de ordenaciones ilícitas. En su diócesis de Roma se comportó como modelo episcopal, entregándose al cuidado de sus fieles como si no tuviera en sus hombros a la Iglesia Universal. Aquí cuida especialmente la instrucción religiosa de los fieles, facilita la distribución de limosnas entre los más pobres y dicta normas para atender primordialmente la administración del bautismo. Aún tuvo tiempo para dedicar el primer templo en el occidente a San Andrés, el hermano del apóstol Pedro, iuxta sanctam Mariam o iuxta Praesepe, sobre el monte Esquilino. También convocó un concilio para explicitar la fe ante los errores que había difundido Eutiques, equivocándose en la inteligencia de la verdad, pues, en su monofisismo, sólo admitía en Cristo la naturaleza divina con lo que se llegaba a negar la Redención. Los datos exactos de su óbito no están perfectamente esclarecidos, si bien se conoce que fue en febrero del 483. Sus reliquias se conservan en Tívoli. Los contemporáneos del santo conocieron bien la austeridad de su vida y su constante oración hasta el punto de afirmar que rezó como un monje y se mortificó como un solitario del desierto. Sin esos medios su labor de servicio a la Iglesia hubiera resultado imposible.