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Bautismo
Eugenia Abraham recibió los óleos bautismales durante una celebración oficiada en la parroquia San Vicente de Paúl.

Santoral
Los católicos recuerdan hoy a Santa Bárbara. Era hija de un tipo de tremendo mal genio llamado Dióscoro. Como ella no quería creer en los ídolos paganos de su padre, éste la encerró en un castillo, al que le había mandado colocar dos ventanas. La santa mandó a los obreros a que añadieran una tercera ventana para acordarse de las Tres Divinas personas de la Santísima Trinidad. Pero esto enfureció más a su incrédulo papá. El furioso Dióscoro, como su hija no aceptaba casarse con ningún pagano o no creyente, permitió que la martirizaran, cortándole la cabeza con una espada, los enemigos de la religión. Por eso, la pintaron con una espada y con una palma (señal de que obtuvo la palma del martirio) y con una corona porque se ganó el reino de los cielos. Y dice la antigua tradición que, cuando Dióscoro bajaba del monte donde habían matado a su hija, le cayó un rayo y lo mató.

Fue uno de los plásticos más destacados
El pintor Guillermo Roux, de 92 años, era uno de los artistas más destacados del país, con una amplia trayectoria e importantes reconocimientos. Había sido internado días previos por una enfermedad repentina. Nació en Buenos Aires el 17 de septiembre de 1929, era hijo del guionista y dibujante uruguayo Raúl Roux. Con 16 años ingresó al sello de historietas de Dante Quinterno, pero, previo a eso, ya había dejado la escuela secundaria para estudiar en la escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano, donde fue alumno de Lorenzo Gigli y Corinto Trezzini. A los 24 años tuvo su primera exposición en la galería Peuser. En 1956 dejó todo y viajó a Roma donde trabajó restaurando frescos y mosaicos, en el taller de Umberto Nonni. Este periodo le sirvió para estudiar y empaparse de la historia del arte. Cuando volvió, se radicó en Jujuy, donde además de pintar, se dedicó a la docencia y fue parte de la fundación de la Escuela de Artes y Oficios de Jujuy.
De allí se fue a Nueva York, donde vivió un año trabajando como ilustrador, mientras realizaba paisajes y desnudos en tinta. En 1967 conoció a Franca Beer, con ella pudo llevar su arte por el mundo y, a partir de allí, dedicarse al arte a tiempo completo. En los 70, con el psicoanálisis mediante, comenzó una serie de tintas y collages, recortando las figuras que su padre había dibujado. Sin embargo, seguirá con las acuarelas, las tintas, las naturalezas muertas adulteradas por la fantasía. En 1982 recibió el Premio Konex de Platino, reconocido como el pintor más importante de la historia en Argentina. Desde 1976, con Juego interrumpido, acuarela de 1976, ingresa en la colección del Museo Nacional de Bellas Artes. En 2020, el artista donó al museo mayor El paño amarillo (1958), una de las dos únicas obras que trajo de su etapa en Roma. Entre otros honores, era miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes desde 1990 y Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires desde 2007. Hay toda una biblioteca de libros y catálogos dedicados a su obra, como los dos de la editorial Rizzoli de Nueva York. Fundó su escuela en 1997 y fue presidente honorario de la Escuela-Museo Urquiza, entre otras tantas actividades de las cuales quedan sus huellas artísticas.