Noticias sociales

Bautismo
Eva Ponce fue ungida en la parroquia San Roque con los óleos bautismales.

Programación radial
Buen Anuncio, la radio de la Diócesis de Gualeguaychú, irradia su programación por la señal de frecuencia modulada (FM) en el 95.7 del dial y su canal en Youtube.

Santoral
Los católicos recuerdan hoy a Francisca Javier Cabrini. La madre Cabrini fue la menor de una familia de 13 hijos. Nació cerca de Pavia, Italia, en 1850. Una de sus hermanas mayores era maestra de escuela y la formó en la estricta disciplina, lo que le fue muy útil después para toda su vida. Desde muy pequeña al oír leer en su familia la revista de Misiones, adquirió un gran deseo de ser misionera.
A los 18 años, obtuvo el grado de profesora. Quiso entrar de religiosa en una comunidad, pero no la aceptaron porque era de constitución muy débil y de poca salud. Pidió entrar a otra comunidad y tampoco la aceptaron por las mismas razones. Entonces se fue de maestra a una escuela que dirigía un santo sacerdote, el padre Serrati. Y aquel sacerdote se dio cuenta muy pronto de que la nueva maestra de su escuela tenía unas cualidades muy especiales para hacerse querer del alumnado y lograr que sus discípulas se volvieran mejores. Y la recomendó para que fuera a dirigir un orfanato llamado de la Divina Providencia, que estaba a punto de fracasar por no tener personas bien capaces que lo dirigieran. Al obispo le pareció que era una excelente directora y hasta le aconsejó que tratara de fundar una comunidad de religiosas para que le ayudara en el apostolado. Y Francisca reunió a siete compañeras de trabajo y con ellas fundó en 1877 la Comunidad de Misioneras del Sagrado Corazón. A los 10 años de su creación, fue a Roma a tratar de obtener la aprobación para su congregación y el permiso para fundar una casa en Roma. En la primera entrevista con el cardenal Parochi, secretario de Estado, éste le dijo que la comunidad estaba muy recién fundada y que todavía no se le podían conseguir semejantes permisos. Pero él quedó tan admirado de la bondad y santidad de la fundadora que en la segunda visita ya le dio la aprobación y le pidió que en Roma fundara no sólo una casa para niñas huérfanas, sino dos: una escuela y un orfanato.