Noticias sociales

Bautismo
Matheo Benítez fue bautizado durante una ceremonia oficiada en María Auxiliadora.

Premio Fray Mocho al ensayo
Un jurado, integrado por Roberto Breganni, Carolina Sborovsky y Franco Rivero, evaluó los once ensayos presentados a concurso y luego de una ajustada selección resolvió otorgar el Premio Fray Mocho 2020 Ensayo, a la obra titulada Arqueología del devenir colectivo – El deambular de lo humano en la pintura de Luchi Collaud, presentada bajo el seudónimo Gaspar L. La obra ensayística escrita por Salinas entabla un profundo diálogo entre arte y literatura e incluye fotografías de obras de arte de Callaud. El jurado destacó la diversidad de las propuestas presentadas a la convocatoria y celebró tanto la iniciativa como la calidad de los proyectos presentados. “Deseando que un incentivo de este tipo, tan necesario, se desarrolle y continúe con el éxito presente en sus futuras ediciones”, aclararon en el acta. En el acto de lectura del acta del Jurado se encontraban presentes, además de la representante de la Escribanía Mayor de Gobierno, el Subsecretario de Cultura Germán Andrés Gómez y personal de la Secretaría. El flamante nuevo ganador del premio literario está en contacto con la Editorial provincial para proyectar la edición de su ensayo. Como ya es costumbre el galardón es premiado con la edición del libro y 200 ejemplares para el autor. Así se concreta un aporte más del Gobierno provincial a las letras entrerrianas y las nuevas voces autorales.

Santoral
Los católicos recuerdan hoy a San Cesario de Terracina, mártir. Existía en Terracina, Italia, la bárbara costumbre de que, en ciertas ocasiones solemnes, un joven se ofreciese voluntariamente en sacrificio a Apolo, que era el dios tutelar de la ciudad.
Tras un período en el que el pueblo satisfacía todos los caprichos del joven elegido, éste se ofrecía como víctima y se arrojaba al mar desde un acantilado. Cesario, que era un diácono africano, presenció en cierta ocasión la escena, y no pudiendo contener su indignación, habló abiertamente contra tan abominable superstición. El sacerdote del templo le mandó arrestar y le acusó ante el gobernador. Al cabo de dos años de prisión. Cesario fue condenado por el gobernador a ser arrojado al mar en un saco, junto con un sacerdote cristiano llamado Julián. Aunque no se sabe qué fue lo que realmente sucedió, lo cierto es que los nombres de San Cesario y San Julián figuran en los martirologios primitivos. En Roma hubo desde el siglo VI una iglesia consagrada a San Cesario, que es actualmente un título cardenalicio.