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Bautismo
En la parroquia María Auxiliadora recibió los óleos bautismales María Ojeda.

Santoral
Los católicos recuerdan hoy a Santa Margarita María de Alacoque, virgen, monja de la Orden de la Visitación de la Virgen María, que progresó de modo admirable en la vía de la perfección y, enriquecida con gracias místicas, trabajó mucho para propagar el culto al Sagrado Corazón de Jesús, del que era muy devota. Murió en el monasterio de Paray-le-Monial, en la región de Autun, en Francia, el 17 de octubre de 1690. Fue beatificado el 18 de septiembre de 1864 por Pío IX y canonizado el 13 de mayo de 1920 por Benedicto VI. En la festividad de San Juan evangelista de 1673, sor Margarita María, que tenía 25 años, estaba en adoración ante el Santísimo Sacramento. En ese momento, tuvo el privilegio particular de la primera de las manifestaciones visibles de Jesús que se repetirían durante dos años más, todos los primeros viernes de mes. En 1675, durante la octava del Corpus Christi, Jesús se le manifestó con el corazón abierto y, señalando con la mano su corazón, exclamó: “He aquí el corazón que ha amado tanto a los hombres, que no se ha ahorrado nada, hasta extinguirse y consumarse para demostrarles su amor. Y en reconocimiento no recibo de la mayoría sino ingratitud”. Margarita María Alacoque, elegida por Jesús para ser la mensajera del Sagrado Corazón, hacía un año que vestía el hábito de las monjas. Había nacido el 22 de agosto de 1647 en Verosvres, en Borgoña. Su padre, juez y notario, había muerto cuando ella era todavía muy joven. A los 9 años, tomó su primera comunión y a los 22 recibió la confirmación, a la que se preparó con una confesión general: empleó 15 días, escribiendo en un cuaderno la larga lista de sus faltas para leérselas luego al confesor. En esa ocasión, añadió al nombre de Margarita el de María. Después, habiendo vencido las últimas resistencias de la madre, que hubiera preferido verla casada, pudo entrar al convento de la Orden de la Visitación, fundado 60 años antes por San Francisco de Sales, ofreciéndose desde el día de su entrada como “víctima al Corazón de Jesús”. Las extraordinarias visiones con que fue favorecida le causaron al principio incomprensiones y juicios negativos hasta cuando, por disposición divina, fue puesta bajo la dirección espiritual del jesuita Santo Claudio de la Colombière. En el último periodo de su vida, elegida maestra de novicias, tuvo el consuelo de ver difundida la devoción al Corazón de Jesús y los mismos opositores de un tiempo se convirtieron en fervorosos propagandistas. Falleció a los 43 años, el 17 de octubre de 1690.

Aniversarios e imágenes familiares
Los lectores de LA CALLE que deseen enviar sus fotos referidas a cómo celebran sus aniversarios y viven la cuarentena desde sus casas pueden enviarlas –en forma gratuita- al siguiente correo electrónico: redacción@lacalle.com.ar para su publicación. En lo posible, consignar los nombres de las personas que aparecen en la imagen, el apellido de la familia y la localidad de residencia.