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Bautismo
Cataleya Abigail Goudard recibió el sacramento del Bautismo durante una ceremonia oficiada en la parroquia María Auxiliadora.

Santoral
Los católicos recuerdan hoy a Nuestra Señora de Chiquinquirá, patrona de Colombia. La tradición cuenta que hace cuatro siglos don Antonio de Santana, encomendero de los pueblos de Suta y Chiquinquirá, solicitó al español Alonso de Narváez que pintara una imagen de la Virgen del Rosario para colocarla en una pequeña capilla. La pintura fue realizada sobre una tela de algodón de procedencia indígena. Medía 44 pulgadas de alto por 49 de ancho. Alonso de Narváez usó colores al temple, realizó una imagen de la Virgen del Rosario con el Niño Jesús y a los lados puso al apóstol San Andrés y a San Antonio de Padua. El cuadro fue ubicado en la capilla que poseía don Antonio en sus aposentos de Suta. Estuvo allí durante más de una década, pero la capilla tenía el techo de paja, hecho que provoco que la humedad deteriorara la pintura hasta dejarla completamente borrosa. Tras la muerte de Santana, su viuda se trasladó a Chiquinquirá, hacia 1577-78. La imagen fue llevada a ese lugar, pero se encontraba en tan mal estado que fue abandonada en un cuarto, habitación que tiempo atrás, había sido usada como oratorio. Al comenzar el año 1586, se estableció en Chiquinquirá una piadosa mujer, María Ramos, nacida en Sevilla (España). La mujer reparó el viejo oratorio y colgó en el mejor lugar de la capilla la deteriorada pintura de la Virgen del Rosario. El 26 de diciembre de 1586, María salía de la capilla, cuando pasó frente a ella una mujer indígena llamada Isabel y su pequeño hijo. En ese momento, Isabel gritó a María: ‘Mire, mire señora…’ Ella dirigió la mirada hacia la pintura, la imagen aparecía rodeada de vivos resplandores, prodigiosamente los colores y su brillo original habían reaparecido, los rasguños y agujeros de la tela habían desaparecido.
Con tan maravilloso suceso se inició la devoción a Nuestra Señora de Chiquinquirá.