Bautismo
Genaro Agustín Garay fue ungido con los óleos bautismales en la parroquia María Auxiliadora.
La esperanza nunca se frustrará
El papa Francisco dijo: “El compromiso de los cristianos, en ocasión de la Jornada Mundial del Pobre y, sobre todo, en la vida ordinaria de cada día, no consiste sólo en iniciativas de asistencia que, si bien son encomiables y necesarias, deben tender a incrementar en cada uno la plena atención que le es debida a cada persona que se encuentra en dificultad. La esperanza se comunica también a través de la consolación, que se realiza al acompañar a los pobres no por un momento, cargado de entusiasmo, sino con un compromiso que se prolonga en el tiempo”.
Aniversarios e imágenes familiares
Los lectores de LA CALLE que deseen enviar sus fotos referidas a cómo celebran sus aniversarios y viven la cuarentena desde sus casas pueden enviarlas –en forma gratuita- al siguiente correo electrónico: redacción@lacalle.com.ar para su publicación.
En lo posible, consignar los nombres de las personas que aparecen en la imagen, el apellido de la familia y la localidad de residencia.
Santoral
Los católicos recuerdan hoy a Nuestra Señora de Luján. Corría mayo de 1630 cuando la milagrosa imagen de la Virgen de Luján llegó a la Argentina. Antonio Farías Sáa, hacendado radicado en Sumampa (Santiago del Estero), quería colocar en su estancia una capilla para la Virgen. Él le pidió a un amigo, que vivía en Brasil, que le enviara una imagen que representara la Inmaculada Concepción. Y le envió dos que le había encargado y otra de la Virgen con el Niño Jesús. Cuando llegaron, fueron colocadas en una carreta y partieron en una caravana rumbo a Sumampa. Ésta se detuvo a orillas del río Luján, a 67 kilómetros de Buenos Aires, en una hacienda, conocida como la estancia de Rosendo. Al llegar el otro día los carreteros quisieron proseguir con el viaje, pero la carreta que llevaba la imagen no se movió. Intentaron, de todas las formas posibles, que caminara. Pero todo fue inútil: las dos imágenes estaban en el fondo de la carreta en dos pequeños cajones. Los carreteros retiraron una imagen y no se movió, la subieron y bajaron la otra. Y la carreta marchó normalmente.
En ese instante, comprendieron que estaba ocurriendo algo milagroso. Al ver esto, se dirigieron a la casa más cercana, la de don Rosendo. La familia se emocionó al ver la imagen y la colocaron en su casa. La noticia corrió por toda la región y se enteraron hasta en Buenos Aires. Las personas empezaron a viajar al lugar. Entonces, don Rosendo construyó una pequeña capilla, entre los pajonales de la pampa.