Bautismo
Delfina Cornaló recibió el sacramento del Bautismo durante una ceremonia oficiada en la parroquia San Vicente de Paúl.
Fundación El Arte de Vivir
Decenas de instructores de El Arte de Vivir brindan semanalmente cursos de respiración y alivio post trauma para los médicos/as, enfermeros/as y trabajadores/as de la salud de manera online, a fin de respetar el aislamiento social y obligatorio vigente. A la par de las herramientas para bajar el estrés y la ansiedad, cientos de voluntarios de la organización no gubernamental (ONG) también lograron juntar donaciones y entregaron barbijos, alimentos y productos de aseo en diferentes áreas de la sociedad.
Aniversarios e imágenes familiares
Los lectores de LA CALLE que deseen enviar sus fotos referidas a cómo celebran sus aniversarios y viven la cuarentena desde sus casas pueden enviarlas –en forma gratuita- al siguiente correo electrónico: redacción@lacalle.com.ar para su publicación. En lo posible, consignar los nombres de las personas que aparecen en la imagen, el apellido de la familia y la localidad de residencia.
Santoral
Familia profundamente cristiana la que llegó a los altares: sus padres y sus dos tías, Társila y Emiliana. En este ambiente de religiosidad se desarrolló su espíritu mientras Roma llegaba a lo más bajo de la curva de su caída. Cuando el poder imperial fue restablecido en Roma, en manos ya de Constantinopla, Gregorio comenzó su formación cultural. No sobresalió en la literatura, pero sí en los estudios jurídicos, donde encontró una magnífica preparación para sus futuras actividades. Terminada su carrera de Derecho, aceptó del emperador Justino II el cargo de prefecto de Roma, con todas las funciones administrativas y judiciales. Pero su corazón aspiraba a cosas más altas, y tras una desgarradora lucha interior, que manifiesta en una carta a su amigo San Leandro de Sevilla, Roma vio un día cómo su prefecto cambia sus ricas vestiduras por los austeros hábitos de los campesinos que San Benito había adoptado para sus monjes. Su mismo palacio del monte Celio fue transformado en monasterio. Gregorio es feliz en la paz del claustro, aunque pronto será arrancado de ella por el mismo Sumo Pontífice, que le envía como Nuncio a Constantinopla. De aquí en adelante añoraría siempre aquellos cuatro años de vida monacal. En 586, llegó a Roma cuando las aguas del Tíber se desbordaron y sembraron la desolación. Personas ahogadas, palacios destruidos, hambre y la peste. Una de las víctimas de la peste fue el papa Pelagio II. Y Gregorio fue elegido pontífice para suceder a Pelagio, quedando apartado de la soledad que buscaba en el monasterio. Ya no viviría más la paz de la vida monacal, pero la espiritualidad de aquellos hombres entregados a la oración le marcaría para siempre. En su fecundo pontificado, destacó su celo por la liturgia, la organización definitiva del canto litúrgico, que se conoce aún con el nombre de «canto gregoriano». Era el ‘Psalite sapienter” del salmo y de San Benito, cuyo estilo y estética litúrgicos, heredó también Benedicto XVI, a más del nombre del Fundador de los Monjes de Occidente y patrono de Europa: San Benito. Gregorio fue el pastor auténtico, que quiso lo mejor para sus ovejas que vivían en la unidad del mismo Amor. No ahorraría para ello trabajos ni sacrificios. Su voz se levantó potente y su pluma escribió sin descanso; el que no había sobresalido en sus estudios literarios nos ha legado un tesoro inagotable en sus escritos, de estilo sencillo y cordial. Y no se content con las ovejas que ya estaban en el verdadero redil; su corazón se lanzó a la conquista de Inglaterra, ganándola para el catolicismo.
Para todos fue el padre amante, cuyas preocupaciones son las de sus hijos. Su honor fue el de la Iglesia universal y su grandeza el ser y llamarse «Siervo de los siervos de Dios», título que pasarán a utilizar desde entonces todos los papas.