Bautismo
Miguel Ángel Cadena recibió el sacramento del Bautismo en el marco de una ceremonia oficiada en la parroquia María Auxiliadora.
Asistencia a la vida naciente
Grávida, Centro de Asistencia a la Vida Naciente, es una asociación próvida católica argentina, fundada con el propósito de servir de ayuda a madres embarazadas con intención de abortar para ofrecerla una alternativa diferente y brindar los elementos necesarios para el cuidado personal y el sano crecimiento del niño.
Tiene su sede en San Pedro, provincia de Buenos Aires, y presencia en 15 provincias, entre ellas Entre Ríos. Sus miembros son voluntarios que deben ser fieles al magisterio de la Iglesia Católica, contando con médicos, abogados, psicólogos y asistentes sociales, entre otras profesiones
Imágenes familiares
Los lectores de LA CALLE que deseen enviar sus fotos referidas a cómo celebran sus aniversarios y viven la cuarentena desde sus casas pueden enviarlas al correo:
redacción@lacalle.com.ar para su publicación.
En lo posible, consignar los nombres de las personas que aparecen en la imagen, el apellido de la familia y la localidad de residencia.
Santoral
Los católicos recuerdan hoy a los santos Francisco y Jacinta Marto. En Aljustrel, pequeño pueblo situado a unos 800 metros de Fátima, Portugal, nacieron los pastorcitos que vieron a la Virgen María: Francisco y Jacinta, hijos de Manuel Pedro Marto y de Olimpia de Jesús Marto. También nació allí la mayor de los videntes, Lucía Dos Santos, quien murió el 13 de Febrero de 2005. Desde muy temprana edad, Jacinta y Francisco aprendieron a cuidarse de las malas relaciones y, por tanto, prefirieron la compañía de Lucía, prima de ellos, quien les hablaba de Jesucristo. Los tres pasaban el día juntos, cuidando de las ovejas, rezando y jugando. Entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917, a Jacinta, Francisco y Lucía les fue concedido el privilegio de ver a la Virgen María en el Cova de Iría. A partir de esa experiencia sobrenatural, los tres se vieron cada vez más inflamados por el amor de Dios y de las almas y llegaron a tener una sola aspiración: rezar y sufrir de acuerdo con la petición de la Virgen María.
Si fue extraordinaria la medida de la benevolencia divina para con ellos, extraordinario fue también la manera en que quisieron corresponder a la gracia divina. Los niños no se limitaron únicamente a ser mensajeros del anuncio de la penitencia y de la oración, sino que dedicaron todas sus fuerzas para ser de sus vidas un anuncio, mas con sus obras que con sus palabras. Durante las apariciones, soportaron con espíritu inalterable y con admirable fortaleza las calumnias, las malas interpretaciones, las injurias, las persecuciones y hasta algunos días de prisión. Durante aquel momento tan angustioso en que fue amenazado de muerte por las autoridades de gobierno si no declaraban falsas las apariciones, Francisco se mantuvo firme por no traicionar a la Virgen, infundiendo ese valor a su prima y a su hermana. Cuantas veces les amenazaban con la muerte, ellos respondían: «Si nos matan no importa; vamos al cielo.» Por su parte, cuando a Jacinta se la llevaban supuestamente para matarla, con espíritu de mártir, les indicó a sus compañeros, «No se preocupen, no les diré nada; prefiero morir antes que eso”.