Multitudinaria expresión de fe en honor a la Inmaculada

En la tradicional celebración del 8 de diciembre, la imagen de María salió de la Basílica y recorrió las calles de la zona céntrica.

Miles de fieles participaron de la procesión y misa en el Día de la Virgen.

Nuestra ciudad rindió honores a su santa patrona: la Inmaculada Concepción. Tras la Marcha Joven y la Cantata, efectuadas en la noche del miércoles, en las horas previas al 8 de diciembre, los actos centrales de la fiesta patronal se iniciaron a las 19:00 con la salida de la Basílica de la imagen de la Virgen, ornamentada con las flores que acercaron los vecinos y saludada por los pañuelos blancos de miles de fieles de ésta y otras ciudades, las campanas del templo y la música interpretada por la Banda del Batallón de Ingenieros Blindado 2.
Con el acompañamiento de los grupos de guías y scouts de la Histórica, la imponente manifestación de la fe, presidida por María y escoltada por el obispo de Gualeguaychú, monseñor Héctor Luis Zordán, los sacerdotes de la Diócesis y el pueblo religioso, se trasladó por calle 3 de Febrero/Urquiza, dobló por Galarza hasta Erausquin. Y, desde allí, se tomó por Jordana para girar por San Martín hasta Moreno, en cuya esquina se detuvo la patrona de Concepción del Uruguay a la espera de que pasase la extensa columna de feligreses.
Desde allí, la Virgen emprendió el tramo final de la procesión hasta el frente de la Basílica.
En tanto que, desde los micrófonos se alentó al pueblo a saludar a la Madre: “¡Viva María!, ¡Viva la Inmaculada!, ¡Viva la Purísima!, a lo que el auditorio respondió de manera muy cálida y afectuosa a la propuesta con sus “vivas”, cerrados aplausos y pañuelos en alto.
En el atrio se ubicó el altar, donde se ofició la Eucaristía, encabezada por el obispo, monseñor Héctor Luis Zordán, junto al cura párroco de la Inmaculada Concepción, presbítero Oscar Menescardi; y los restantes integrantes del clero.
Tras impartir la bendición a los presentes, el titular del Obispado hizo saber que desde el Miércoles Santo de 2023 al Miércoles Santo de 2024 se celebrará el Año Vocacional Diocesano.

Una extensa columna dio marco a los actos del 8 de diciembre.

El 8 de diciembre

Cada 8 de diciembre se celebra el Día de la Inmaculada Concepción de María (o Día de la Virgen). Se recuerda la fecha en la que, María fue concebida en el seno de su madre Ana sin el pecado original, fruto de una relación con Joaquín. La Iglesia sostiene que Dios preservó a María desde el momento de su concepción del pecado original, que se transmite a todos los hombres por ser descendientes de Adán y Eva, en atención a que iba a ser la Madre de Jesús. Esta festividad se celebró, por primera vez, en 1644 en España, pero se declaró como día festivo en 1854 por el papa Pío IX. En Argentina, es un feriado inamovible, ya que es un país católico.

La imagen de la santa patrona efectuó un recorrido por las calles de la zona céntrica de la Histórica.

Una caravana con unos 700 ciclistas llegó para dar gracias a la Virgen María

En el marco de la fiesta patronal, Concepción del Uruguay vivió otro acontecimiento especial como fue la llegada de aproximadamente 700 peregrinos en bicicletas.
Por su inmenso amor a la Inmaculada, los bicigrinos, cómo se los conoce, partieron a las 4:00, desde la parroquia Nuestra Señora de Fátima, en Gualeguaychú. Y, desde allí, recorrieron un trayecto de más de 70 kilómetros con tres paradas para descansar y reponer energías.
Una de ellas fue en Colonia Elía, donde los integrantes de la caravana, conformada también por quienes viajaron en los automóviles y los transportes de asistencia, participaron de la celebración de la Eucaristía.
Concluido el oficio religioso, la columna emprendió el camino rumbo a la Histórica y, cuando arribó al acceso, fue guiada por el personal del Cuerpo de Bomberos Voluntarios hasta su arribo a la Basílica Inmaculada Concepción.
Tras recibir los aplausos y las salutaciones de los numerosos vecinos que aguardaron su llegada, los bicigrinos ingresaron dejaron sus rodados en las cercanías o en el atrio del tiempo e ingresaron para saludar, rezar y agradecer a María por haberles permitido –en la mayoría de los casos casos, por un nuevo año, y, en otros, por primara vez- vivir esa maravillosa experiencia de vida y fe.
“Sentimos una profunda alegría”, afirmaron las voces consultadas por La Calle en el interior y en las afueras del templo.
El cansancio físico observado pudo ser superado por la emoción y satisfacción de haber logrado cumplir el objetivo: llegar a ver a la Virgen en su día.
La juventud católica colaboró en la asistencia al distribuir agua mineral y ofrecer sandwiches a los visitantes.

Los bicigrinos cumplieron su objetivo: llegar a la Basílica.