Señor director:
Este sábado 1 de noviembre, como era de esperar, mucha gente se volcó en masa a los cajeros de los bancos de la ciudad, debido a que empezaron a cobrar los sueldos correspondientes. Si bien no se repitieron las escenas que hace meses atrás propinaron críticas de la sociedad ante la enorme cantidad de personas que había, cuando hubo que llamar a los bomberos para que ordenen el flujo de personas, igualmente hubo mucha presencia en la vereda de los bancos.
Como ocurre hace meses, algunos bancos aún tienen pintadas las líneas para delimitar el distanciamiento social, pero es una medida pensada para que las personas vayan solas a retirar dinero y no en familia como viene ocurriendo hace semanas.
Estamos en el peor momento de la pandemia, en lo que respecta a la vida cotidiana de Concepción del Uruguay, las tres entidades de salud de la ciudad trabajan de manera conjunta para impedir el colapso sanitario de la región y la gente para “colaborar” sale en masas, sin barbijo y van en familia al cajero.
De esta forma, se puede ver que las dos o tres primeras personas de los cajeros, más o menos respetan el distanciamiento, pero de ahí para atrás están todos amontonados, como si llegar al principio de la cola es el lugar donde te podes contagiar de covid y antes no. Lo loco es que cuando van llegando al principio de la cola, los que van en familia se quedan solos y el resto cruza de vereda, luego de estar amontonados y al sol durante un largo rato.
Entiendo perfectamente la necesidad de retirar dinero, pero con tantos meses de pandemia podríamos empezar a ser previsores y buscar los horarios de menor afluencia de gente en cajeros, ya sea por la mañana temprano o durante el horario de la siesta. Además, si no podes dejar a tu hijo o hija al cuidado de alguien, podrían llevarlo con tapaboca y así educarlos sobre la necesidad de su uso.
Oscar Leguizamón