
El ex Gobernador volvió a la provincia en junio pasado entre condena, denuncia de lawfare y renuncia al cargo de Embajador en Israel y Chipre. Con recorridas, actividades militantes y presentaciones de libros reactivó la mística de épocas en Casa Gris. Pidió por la mesa política entrerriana y avisó que su espacio irá a las urnas.
Por Mariano Osuna
“Cuando haya resultados tomaremos las decisiones que haya que tomar. Si la respuesta es sí, ya se imaginan cuál será mi decisión”, fueron las palabras de Sergio Urribarri en el acto realizado el viernes 10 de febrero en el Club Echagüe de Paraná. La definición se refirió a la presentación judicial sobre los alcances de la reforma constitucional de 2008, que estableció en su Art. Nº 161 que el cargo de gobernación puede ser reelegido una vez. Los letrados que impulsan el recurso cuestionan dicha normativa, especialmente la cláusula transitoria que fijó como primer mandato al ejercido durante el período 2007-2011, ya que los cambios se introdujeron un año después de iniciada esa gestión, es decir que se había desarrollado una cuarta parte de su duración.
“Vamos a disputar todos los cargos en las próximas elecciones: concejales, intendentes, diputados, senadores y gobernador”, advirtió durante su intervención en el encuentro encabezado en la capital provincial. “Hablé en nombre de los 20 años de peronismo que tanto quieren denostar. Me los pongo al hombro sin beneficio de inventario, me hago cargo, los defiendo con el cuero y con el corazón”, expresó luego de la actividad, en clara referencia a los dichos del diputado nacional Rogelio Frigerio, principal candidato a la gobernación por la alianza opositora, franco preferido de las críticas de Urribarri. La oratoria de aquella noche, en un marco distintivo, fue conmemorativa de épocas del dirigente nacido en Arroyo Barú, departamento Colón, en sus tiempos en el sillón principal de Casa de Gobierno.
Cuatro días después encabezó una nueva actividad por la localidad de San Benito, departamento Paraná, donde redobló la apuesta. “Sean cuales sean las reglas, la fecha o la carta orgánica, nuestro espacio político va a estar en todas las boletas. Vamos a disputar los cargos”, adelantó el ex Embajador. “Nos quedan magullones y marcas en el lomo. Al tercer día de terminar mi mandato empezaron a pegarme y no pararon más. No tengo ese blindaje que tiene la oposición y algunos de los nuestros”, indicó con reproches al fuego amigo. Tampoco dejó pasar la posibilidad de conformación de una mesa política provincial del Frente de Todos, como espejo del método utilizado a nivel nacional, que tuvo su primera reunión este viernes último en la sede del Partido Justicialista, con la participación de Gustavo Bordet en representación, entre otros, de la Liga de gobernadores/as del oficialismo.

Vuelta al pago
El 29 de junio del año pasado, Urribarri regresó a la provincia tras su renuncia unos meses antes a sus funciones en la Embajada, luego de la condena en primera instancia, del tribunal compuesto por los jueces José María Chemez, Carolina Castagno y Elvio Garzón, por 8 años de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos por delitos de negociación incompatible con la administración pública y peculado. Ese mismo día protagonizó un encuentro en Concordia que conmemoró los 207 años del Congreso de los Pueblos Libres, organizado por el Instituto Ideario Artiguista (Ideart) y recibido por Francisco Senegaglia, hoy anotado para la gobernación. Continuó en julio y agosto con actividades con perfil militante en Gualeguaychú, Paraná, nuevamente la capital del Citrus, Cerrito, Rosario del Tala, Gualeguay, La Paz, San Gustavo y Crespo. Durante los meses de septiembre y octubre efectuó presentaciones del libro “Néstor Kirchner, el hombre que cambió todo”, junto a su autor Jorge Devoto, en las cuatro ciudades cabeceras departamentales más importantes en materia de representación poblacional: Concepción del Uruguay, Gualeguaychú, Concordia y Paraná; que luego tuvieron sus réplicas en Gualeguay, Villaguay y La Paz.
Desde allí profundizó esa misma línea de acción, con actos y recorridas con el viejo libreto de épocas en la Casa Gris, pero con un discurso dirigido a la autoestima del peronismo entrerriano, la necesidad de salir del pesimismo derrotista y la crítica dura contra Frigerio, principal rival en la categoría estelar de los comicios de este año. Desde diciembre aceleró los encuentros militantes y alteró la estrategia de difusión de sus actividades con las consignas “Uno es lo que hace” y “Podemos hacerlo de nuevo”, acompañadas por la viralización de piezas audiovisuales con efemérides de las obras ejecutadas en diferentes departamentos durante sus mandatos.
La historia política de Urribarri
Fue gobernador de Entre Ríos entre 2007 y 2015, en coincidencia con los dos mandatos en la presidencia de Cristina Fernández. Hijo de madre docente y padre ferroviario, creció en Arroyo Barú, actual comuna del departamento Colón. Inició su recorrido político como dirigente del club Juventud Unida y en la Municipalidad de General Campos, que perteneció en sus inicios al departamento Concordia (se encuentra a 49 kilómetros de la ciudad cabecera), hasta la sanción de la Ley provincial Nº 8981, aprobada en 1995, que creó el departamento San Salvador.
Tras un año en el equipo de gestión municipal, en 1987 se convirtió en intendente de General Campos. Cuatro años después se transformó en diputado provincial, donde presidió la Comisión de Hacienda. En 1995, con 37 años cumplidos, renovó su banca y quedó a cargo de la presidencia de la Cámara, durante el segundo mandato de Jorge Busti en la gobernación. En 1999 fue elegido legislador por tercera vez, donde fue jefe del bloque justicialista en un contexto complejo por los triunfos de Sergio Montiel en la provincia y Fernando De la Rúa en la Nación.
Luego del regreso del peronismo al poder, en su tercera gobernación, Busti designó a Urribarri como ministro de Gobierno, Justicia, Educación y Obras y Servicios Públicos de la provincia, mientras en simultáneo le delegó la presidencia de la Comisión Administradora de los Fondos Especiales de Salto Grande (Cafesg). Sin posibilidades reeleccionistas en 2007, fue el dirigente de Arroyo Barú el candidato natural del Justicialismo. Su compañero de fórmula fue José Lauritto, que venía de ser diputado nacional tras su primera intendencia en Concepción del Uruguay. Con el nombre “Frente Justicialista para la Victoria”, la lista cosechó 294.407 votos, que representó el 47% del número total. Segundo quedó la Unión Cívica Radical con 124.601 sufragios, en una nómina protagonizada por el actual legislador provincial Gustavo Cusinato y la ex diputada de Feliciano Alba Allende. Tercero se ubicó la boleta “Frente Justicialista para la Victoria y la Justicia Social” con 117.968 votos, encabezada por Julio Solanas, luego de su paso como intendente de Paraná, y Enrique Cresto, que finalizaba su mandato como diputado provincial, en una lista que compitió por fuera de la estructura del Partido Justicialista. Cuarto, con 53.328 sufragios, se colocó la Concertación Entrerriana, que llevó al binomio compuesto por el ex intendente de Gualeguaychú, Emilio Martínez Garbino, y al actual diputado radical Eduardo Solari.
Cuatro años después, Urribarri fue reelecto con el 55,98% (368.111) de los votos, compartiendo dupla con el paranaense José Cáceres, que había sido su ministro de Desarrollo Social durante el último tramo de su primera gestión. En segundo lugar se posicionó el Frente Progresista Cívico y Social, que obtuvo el 18.80% (123.635), con la fórmula radical integrada por Atilio Benedetti y Jorge D`Agostino; y en tercera posición se ubicó con el 18,36% (120.728) el ex gobernador Jorge Busti, acompañado por Jorge Kerz, con el Frente Entrerriano Federal, que fue la nueva herramienta electoral del histórico caudillo luego de la ruptura con el Partido Justicialista.
En 2015, luego de soñar con una candidatura a la presidencia, encabezó la lista de diputados provinciales y se convirtió en titular de la Cámara durante los primeros años de la gestión del concordiense Gustavo Bordet; igual receta a la utilizada por Busti cuando dejó el sillón de Casa Gris. A diferencia de la ruptura total con su antecesor tras el conflicto con las patronales agropecuarias y la derrota de los comicios de medio término de 2009, el vínculo de Urribarri con su sucesor nunca se rompió del todo, más allá del fuego amigo.

Danza de nombres
A la espera de la decisión judicial sobre la interpretación de la reforma constitucional y de las dos instancias restantes para que la sentencia quede firme, el ex Mandatario trastocó desde el semestre pasado el silencio dominante, en materia electoral, del peronismo. Cómo describió Punto y Seguido, la columna política de los domingos en LA CALLE, allí están las intenciones legítimas de los intendentes Adán Bahl de Paraná, Martín Piaggio de Gualeguaychú y Enrique Cresto de Concordia, de la vicegobernadora Laura Stratta, del secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Juan Bahillo, del legislador nacional Marcelo Casaretto y del psicólogo e historiador Francisco Senegaglia. Pretensiones atravesadas por las expectativas sobre la economía, el desenlace del debate interno del Frente de Todos a nivel nacional, y el propio estilo de conducción de Bordet, que terminó desacelerando aún más las definiciones electorales.
Las posibilidades actuales de que el Gobernador y su antecesor compartan lista son casi imposibles, aunque en política nada es definitivo. En el medio surge una danza de ocho nombres con diferentes incertidumbres sobre la mejor estrategia hacia los comicios, vinculada a internas libres o una fórmula de unidad. Más allá de la competitividad de Urribarri, los sondeos coinciden en la existencia de un remanente de núcleo duro que en un escenario polarizado con Juntos por el Cambio puede ser significativo para retener la provincia. Lo cierto es que su regreso a la política provincial desmoronó el adormecimiento electoral, promovió el reclamo por la confección de una mesa política del Frente y abrió debates sobre el devenir del peronismo entrerriano.