Señor director:
En forma persistente se aproxima lentamente la posibilidad de alcanzar el desarrollo de vacunas de distintos orígenes. Comprobada su eficacia por los organismos pertinentes, se podría llegar a la tan ansiada inmunidad contra el corona virus. De esta situación pareciera que la República Argentina entraría en un terreno de cierto control inmunitario. De lo que nos libramos es del trabajo de envenenamiento mental de los mercaderes de la información, de la desinformación coyuntural y estructural utilizada con la finalidad de despistar a buen número de argentinos que aceptan accidentalmente en transformarse en conejitos de laboratorio. Por supuesto no se pretende afectar el derecho constitucional de expresar y difundir libremente pensamientos ideas y opiniones pero correlativamente no olvidemos existe el derecho de recibir información veraz. En nuestro país contamos con ciertos periodistas con documento de identidad nacional como los Leucos, Viale Hijo, Lanata, Nelson Castro, Majul, Novaressio, Viviana Canosa Bonelli, Young y sus secuaces integrantes de los canales televisivos convertidos en verdaderos militantes de la derecha denominado periodismo de guerra. Sorprenden a diario a la inteligencia media argentina con prácticas informativas mentirosas, manipuladoras, perversas, de falta de ética profesional que dañan moral y en forma psicológica nuestros sentimientos, elecciones, deseos, temores, ansias, sueños. Al carecer de contenido y verosimilitud se desnuda aviesamente la intención dirigida a minimizar cualquier acto y/o política del gobierno actual que tengan eventualmente resultados positivos. Su grado de audacia no tiene límites y llega a punto de cuestionar y criticar sin fundamentos científicos el desarrollo de una vacuna con origen ruso y la decisión de poder contarla en el caso de que supere los controles correspondientes. A esto ¿se le debe denominador espíritu crítico del periodismo o simplemente es un delito no contemplado en el Código penal? La información si no es verdad no es información y la verdad a medias tampoco, induce a error ¿Cuál es el marco legal que debe contemplar las consecuencias de este accionar de desinformación, por el cual muchos argentinos dejen de vacunarse o pongan en duda toda decisión dirigida a contrarrestar la incertidumbre que desde un principio se cierne por la pandemia? A estos mercenarios de la verdad les rinden culto quiénes comparten desde otra óptica el deseo psicópata de que la Argentina no salga del agujero negro al que irresponsable y cínicamente nos introdujo el «Hermano» Mauricio. O ¿es que Mariano Macri utilizando un periodista también es un mentiroso a igual nivel que la prensa fabricante de idiotas, ignorantes o cultores del fanatismo no beneficioso ni para sí mismos ni como crítica de gobierno y menos para la necesidad comunicacional de nuestro país? Debemos recuperar nuestra capacidad de reflexionar a pesar de la prensa, las redes sociales, el odio y los fanatismos de cualquier naturaleza.
Aldo O. Savina