Más de ocho mil entraderas en un año

Aumentan los robos.

El dato fue dado a conocer por la ONG Defendamos Buenos Aires que, con la asistencia del Estudio Miglino y Abogados. Se indicó que, además, en «esos graves hechos delictivos se produjeron doce homicidios (cinco víctimas y siete delincuentes) y 32 tentativas de homicidio».

Dos violentas entraderas en Canning
«Hace unas horas, cuatro delincuentes armados desvalijaron dos viviendas en el country La Providencia Resort y Country Club, situado en el kilómetro 9,50 de la ruta provincial 52 en la localidad bonaerense de Canning», recordó Javier Miglino, director de Defendamos Buenos Aires. «Los ladrones llegaron en un vehículo, forzaron la entrada de dos propiedades, cargaron computadoras, tablets, incluso algunas joyas y unos 30 mil dólares que estaban en una pequeña caja fuerte de la segunda casa que robaron -agregó-. Y se fugaron sin que hasta ahora hayan sido identificados». «Cerrachorros» colombianos imponen modalidad delictiva en Argentina Asimismo, Miglino rememoró otro caso, en el que «al menos cinco delincuentes robaron tres departamentos de un edificio». «El método utilizado fue el que trajeron los ‘cerrachorros colombianos’ a la República Argentina en 2016. Se trata de alquilar un departamento en forma temporaria, para así tener la llave del ingreso principal e incluso la llave de uno de los departamentos», explicó. Y añadió: «Los ladrones envían a los afiladores de cuchillos (falsos afiladores en realidad), que tocan todos los timbres del portero eléctrico. Cuando notan que el edificio está prácticamente vacío porque sus habitantes han salido a trabajar, llegan, ingresan por la puerta principal con la llave. Luego llegan al departamento del que conservan aún la llave y lo vacían».

Investigan camionetas que ofrecen comprar cosas usadas
Al explayarse sobre los «cerrachorrros», Javier Miglino aseveró: «Investigadores judiciales tienen en la mira a las camionetas que, con dos o tres hombres a bordo, llegan a diario a Buenos Aires para ofrecer comprar heladeras, televisores, sillones, mesas, sillas y todo tipo de cosas usadas». «El problema -continuó explicando- es que, en la mayoría de los casos, se trata de una puesta en escena para robar casas, porque ya tienen una hoja de ruta sobre qué departamento está vacío, por los datos que le aportan los ‘afiladores’ mencionados. Llegan, roban, cargan y se van. Y si los para la Policía de la Ciudad, arguyen que han comprado usado», concluyó.