Señor director:
Al parecer los que van a las marchas se convencen a sí mismos que son más argentinos que los demás. Se puede intentar una interpretación en base a consignas muy confusas por cierto, pero que encierran más allá de lo meramente circunstancial, una aprobación de las decisiones de aquéllos funcionarios que mintiendo y usando fraudulentamente los mecanismos del Estado obtuvieron pingües ganancias sobre las cuales deberán responder judicialmente.
Sólo es posible llegar a pensar que » los mejores somos más» expresado por los periodistas Leuco padre e hijo partiendo de la base que en cierto mundo social la ilicitud o el negociado con bienes del Estado no es tan grave porque ha sido decidido por los más favorecidos en el reparto económico, con estructuras judiciales que le aseguran la justicia de tales maniobras. Si alguien osase denunciarlos la orden preestablecida es posibilitar la intervención de los jueces complacientes y/o corruptos para que actúen de acuerdo a lo acordado conforme a lo expresado por el ex presidente. Por eso cualquier reforma que se intente en el Poder Judicial no le resulta conveniente apoyar a la oposición. Además sus patrimonios durante los cuatro años anteriores se vieron incrementados mediante los beneficios de la renta financiera que rinden más que el trabajo. Después de todo, a los que participan en las marchas no les resulta difícil acostumbrarse al incremento de la pobreza que en su universo mental aparece como algo bastante abstracto. Lo que sí resulta agraviante desde todo punto de vista es la utilización de la insignia nacional a modo de identificación cuando la mayoría sabe que sus líderes están consustanciados con todas las formas de la colonización y sometimiento posible, demostrado públicamente en forma obscena. Cuesta pensar y llegar a creer que ninguno de los que les siguen se detienen aunque sea por un instante, a reflexionar, no para sustituir el apoyo por el gobierno de turno, sino para cuestionar y despertar del largo letargo de la entrega de la gestión anterior.
Aldo O.Savina