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sábado, diciembre 14, 2024

Mantecol en manos de sus creadores

Miguel Georgalos, el hombre que a partir de su apellido supo fundar una fábrica de golosinas en 1939, seguramente seguirá desde su descanso eterno el reencuentro de su empresa con la marca que se convirtió en un genérico para el sector al estilo del Paty y la Savora para los alimentos; la Gillette para los artículos de afeitar o la Bayaspirina para calmar un dolor de cabeza. Es que después de 21 años desde aquel 18 de enero del 2001 cuando fue vendido a la filial local del grupo británico Cadbury Schweppes, el Mantecol volvió a ser propiedad de Georgalos.
En aquel año y debido a la situación económica del país y el sabor amargo que le dejó a la familia Georgalos el efecto tequila, la marca fue vendida a Cadbury Stani por u$s22,6 millones. El dinero sirvió para que Georgalos pudiera cancelar gran parte del pasivo que había acumulado, capitalizarse y producir nuevos productos.
Ahora la empresa cerró la compra de una planta que Mondelēz International posee en la localidad bonaerense de Victoria donde precisamente se fabrica el Mantecol, además de otras tradicionales golosinas como Jirafa, Lengüetazo, Bazooka y Palitos de la Selva que también formarían parte de la transacción que se habría cerrado en los últimos meses luego de conversaciones que comenzaron en el 2019.

Reestructuración global
En 2012, Kraft Foods cambió su nombre a Mondelēz tras separar su división de América del Norte de su negocio global. A la Argentina, había llegado en los 90 luego de comprar Suchard y a comienzos del nuevo milenio se integró con Nabisco, que se había fusionado con Standars Internacional y Terrabusi. La absorción del Mantecol se produjo en el 2010 tras una reestructuración global mediante la cual Cadbury se convirtió en parte de lo que forma hoy Mondelēz International. Georgalos posee además una línea de chocolates sin azúcares agregados, otra de repostería y turrones, confituras y panificados navideños, junto a las barras Flow Cereal y cereales para desayuno tras la adquisición de General Cereals.

De Floresta a Anteojito
La marca fue idea de Miguel Georgalos, un inmigrante llegado en la década del 30 proveniente de la isla griega de Chios y cuya primera creación fue el postre de maní derivado del halvá.
Lo llamó Mantecol, porque una vecina le decía que por la forma en que presentaba el postre envuelto en papel aluminio se parecían mucho a los panes de manteca. Georgalos comenzó a producir en 1939 en la Capital Federal, más precisamente en el barrio de Floresta. Luego compraron la vieja cancha de All Boys para emplazar la primera planta de la empresa.
A fines de los años ‘50, la familia comenzó a buscar un campo en Córdoba para autoabastecerse de maní y avanzar en el negocio. Así llegaron a la localidad de Río Segundo, que pasó a ser la sede de la empresa y de su marca insignia que era cada vez más conocida entre los consumidores argentinos.
Pero más allá de ese reconocimiento, el nombre de Mantecol se reforzó por la amistad de Miguel Georgalos con Manuel García Ferré, el creador de Anteojito y quien durante años le cedió a la empresa la contratapa de la revista infantil.
En la actualidad, el Grupo Georgalos cuenta con más de 1.000 empleados, además de operar cuatro plantas productivas y dos centros de distribución a los que sumará los 600 trabajadores y el establecimiento de Victoria.

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