Señor director:
En plena pandemia los medios hegemónicos de comunicación, en conexión con intereses corporativos, desarrollan todo su potencial antinacional, vende patria, de objeción de la mayoría de las medidas de gobierno adoptadas para enfrentar a un sin números de problemas; sobre todo heredados y potenciados por el desgobierno anterior, fructífero sólo en los negocios ilícitos en su propio beneficio y/o de sus amigos.
En una intervención televisiva como analista político el señor Raúl Timmerman recordó un comentario de su tío periodista, Jacobo Timermman, afirmando que: » Mientras existan Clarín y La Nación, no habrá democracia en la Argentina». Por supuesto, el daño hacia la forma de gobierno no involucra todo el material contenido en las páginas publicadas desde la creación de tales medios. Sin embargo, el ocultamiento de la verdad de los hechos, la imposición de agendas de gobierno y de funcionarios, el impulso de determinadas demandas políticas, la confusión generada cuando los medios defienden intereses extranjeros (fondos buitres, incluidos los propios), resultan en sí mismos procederes antidemocráticos y de neocolonización.
Las operaciones mediáticas utilizando «Fake News» en etapas pre-eleccionarias, en principio, desde la prensa escrita y, luego durante el gobierno anterior, en complicidad con algunos jueces » agentes» en gran medida del Pro y determinados integrantes de la AFI; han inducido a una manipulación y captación de voluntades y subjetividades, la cual incluye ciertos cínicos voceros del frente electoral Cambiemos, sin mayores escrúpulos, que determinaron el resultado de las elecciones del 2015.
El mismo funcionario que exalta su adhesión al diálogo desde la ciudad de Buenos Aires y promueve al mismo tiempo un planteo judicial por supuesto perjuicio a sus beneficios de fondos coparticipables, pareciera olvidar que durante el gobierno de su jefe se decretó la reserva de los Fondos millonarios de la AFI, se vendieron bienes del Estado por debajo de los precios de mercado, se convinieron negociados con empresas de Peajes, Vialidad y el intento de perjudicar al Estado a través de la empresa Correo Argentino,etc.,etc., El conocimiento de lo señalado anteriormente, es cuidadosamente ocultado por los monopolios mediáticos con la finalidad de proteger intereses y negocios unidos a los impulsados por los ex funcionarios del gobierno anterior, coincidente en declinar y no defender los intereses de la Argentina. Mientras subsista tal estado de cosas, resulta impensable una democracia plena en su realización, en la que los ciudadanos puedan definir claramente cuáles son los proyectos y sueños compartidos sin ser manipulados por la mentira, la perversidad y los siniestros objetivos de unos pocos.
Aunque aparezca como una de tantas utopías, no debemos renunciar a perseguirla. Están en juego la dignidad personal y social.
Aldo O.Savina