15 C
Concepción del Uruguay
domingo, junio 16, 2024

Manifiesto a la memoria…

Por Ana Hernández

Era ya finales de los años 90, los patios de la escuela Normal Mariano Moreno tenían flores blancas en las galerías, que creo se llaman Santa Rita. La educación pasaba por las modificaciones curriculares del menemato. Un grupo de cinco estudiantes mujeres tenían que hacer una monografía. La docente de Educación Cívica nos dio como tema: “El Proceso de reorganización nacional”. Tomamos la investigación tan en serio que decidimos cambiar la presentación de la misma por “Golpe de Estado”.
Si la Revolución Francesa tuviera que repetirse eternamente, la historiografía estaría menos orgullosa de la misma. Ahora todo es más fácil y se vuelve teoría. Entre tantas otras cosas los últimos 40 años trajeron cambios en los procesos sociales y, por lo tanto, cognitivos.
Quienes nos educamos en los ‘90 lo hicimos con los conceptos de aldea global; la globalización y sus consecuencias. La política era mala palabra y hacerla era poco menos que una ONG.
No obstante, había pequeños intersticios y más bien muchas inquietudes. Siempre que se quiere leer el golpe de Estado de 1976 y la resistencia de las organizaciones al punto dejar sus vidas, puede sonar incomprensible desde este lado de época, pero la diferencia es el sentido de trascendencia de la vida. Lo que esta generación hoy le representa viajar por el mundo, en aquel entonces era cambiar la realidad inmediata.

***

En la tan discutida monografía tenía ejes como política, economía y sociedad. El modelo económico de acumulación social durante la dictadura cívico militar. El proyecto político puesto en práctica por los sectores dominantes partía de la premisa de que las dictaduras anteriores, en especial la “Revolución Argentina” y su ministro de Economía, Krieger Vasena, habían fracasado por no haber podido eliminar la conflictividad de la clase obrera industrial.
Ese sector de clase consideraba que la base industrial de la economía argentina y la lucha de los trabajadores industriales brindaban las condiciones para el desarrollo de los sectores que jaqueaban el orden predominante. Por ello, buscaron disciplinar a la clase obrera y colocarla en una posición subordinada, principalmente mediante la represión y la desindustrialización del país.
Las primeras medidas fueron: congelamiento de los salarios de los trabajadores, eliminación del control de precios, reducción de aranceles a la exportación, reducción de las retenciones agropecuarias y devaluación para disminuir la presión inflacionaria. Esas medidas modificaron los precios relativos en favor de los terratenientes pampeanos, que exportaban sus productos agropecuarios en divisas, en detrimento de los asalariados con un poder de compra recortado.
En síntesis, el objetivo era reestablecer un modelo de acumulación como proveedor de materia prima de exportación para el mundo entero sin industrialización ni valor agregado en el país. Aniquilación de la industria argentina en favor de los sectores agroexportadores.
Para ello hacía falta eliminar cualquier tipo de manifestación de la clase trabajadora creada como sujeto social durante el peronismo y aún antes la voz disidente a principios de 1900 a través del movimiento de la clase obrera anarquista.
Es decir, la disputa y la discusión sigue siendo más o manos la misma con respecto a qué modelo de acumulación social y económica prevalece. Discusión que continúa hasta hoy.

***
Lo que la monografía nos dejó: Dejó una doctora de hospital como vocación, una jefa del equipo de investigación de los archivos de las fuerzas que aportan a los juicios sus pruebas y una comunicadora devenida en periodista dominguera que se rebela ante las injusticias y el estado de cosas.
No creo en el eterno retorno, eso es para desfile de alta costura, creo en las juventudes, en la pregunta permanente que nos conduce a una lectura crítica. Creo en la poesía, pero más en sus metáforas, en el deseo que se lo minimiza reclutándolo sólo para la sexualidad.
El deseo, la memoria y sobre todo la educación en cualquiera de sus formas intervienen en la formación de la trascendencia.
La vida en sí misma carece de sentido, el sentido lo inventamos día a día como una excusa para seguir respirando.

Acuarela, acrílico y lápiz sobre papel. (Antonio Berni 1980).
Acuarela, acrílico y lápiz sobre papel. (Antonio Berni 1980). Acuarela sobre papel sin título (Antonio Berni 1981).
--