Mala educación

Por Ana Hernández

Es el título robado de la película de Almodóvar, es desde el título, una crítica severa del oscurantismo y de la represión de la sociedad española durante el franquismo. El film recupera los actos de violencia y de perversión dentro de un colegio de curas y muestra los intentos posteriores de dos de sus víctimas por denunciar ese pasado mediante la literatura y el cine. Aunque no vamos a hablar de la película, pero sí sobre la educación.
Argentina tiene una trayectoria de un sistema educativo con resultados más que alentadores. Pero a medida que se agudiza el sistema neoliberal el sistema público en nuestro país resulta un embudo para las clases trabajadoras.
Sólo para dar ejemplos, tenemos universidades públicas y gratuitas pero los horarios de cursadas son adaptados para sus docentes y no están pensados para que una persona pueda trabajar y estudiar. Aunque haga más lenta a la carrera hay cursados obligatorios en horarios pico. Este tema se discutía en las asambleas desde mis tiempos universitarios en la Universidad Nacional de Entre Ríos. En este marco sólo tiene acceso la clase media de jóvenes que sus tutores pueden proveer de techo y comida durante el cursado de la carrera.
“Tenemos un sistema educativo que es un reflejo de las desigualdades que se dan por fuera del mismo”, afirma Rafael de Hoyos. El economista mexicano, especializado en educación, señala que “desde Tijuana hasta Tierra del Fuego, esta parte es el talón de Aquiles: los aprendizajes en los sistemas educativos de América Latina son muy bajos”, describe. Y agrega: “La arquitectura de los sistemas educativos de la región requiere ser equitativa para revertir las desigualdades de lo que sucede por fuera”.
Nuestro sistema educativo público fue históricamente un motor de movilidad social (histórica conquista del hecho maldito del país burgués). “Tenemos que empezar por los primeros años, por tener un sistema de educación infantil temprana que empareje el piso para todos los niños antes de entrar al sistema educativo”, sostiene y ejemplifica De Hoyos.



Todo no se reduce a lo presupuestario

En este caso cité a alguien que por su trayectoria no se caracteriza por ser progresista justamente, y mucho menos por los ejemplos que marca. Pero sí describe cómo educación y cobertura escolar no son sinónimos, venimos de creer que aumentar los años de escolaridad serviría como contención.
En realidad, se puede hablar de un sistema general y hacer un comparativo con los subsistemas que conviven hacia adentro. No es justo reducir todo al presupuesto y tampoco hablar de la docencia como chivo expiatorio de un sistema en crisis.
La escuela en la actualidad forma parte de la grieta, del abismo y la inequidad sobre los saberes, y los conocimientos que reciben entre ambos sistemas. No vamos a recaer en el lugar común que habla de las horas de paro o los días sin clases, estamos hablando de las herramientas y ni siquiera del sueldo, aunque también.
El presupuesto 2022 prevé $522.490 millones de pesos para educación. Este monto implica una reducción del 6,2% respecto de 2021.
Según chequeado.com, en base a las estadísticas sobre gasto público en Educación como porcentaje del Producto Bruto Interno (PBI) que publica el Banco Mundial, por medio del Instituto de Estadística de la Unesco, Cuba sigue siendo el país latinoamericano que más invierte en Educación. También señala que Argentina se encuentra entre las naciones de la región que más recursos propios dedica al área educativa, aunque no en segundo sino en séptimo lugar. Si se toman las cifras de años comparables (solo países latinoamericanos con cifras para 2015, 2016 y 2017), el país está cuarto.
Es relativamente cierto que la Argentina es uno de los países de Latinoamérica que más gasta en Educación”, explicó el economista Agustín Claus, investigador y docente de Economía de la Educación de Flacso “para poder comparar la inversión educativa medida como porcentaje del PBI de cada país habría que considerar la escala: tanto Brasil como Bolivia gastan más que nosotros, pero su esfuerzo es totalmente distinto si se tiene en cuenta su población en edad educativa”.

90% de la inversión en salarios

Para el especialista, la particularidad de la Argentina “es que la mayor parte (arriba del 90%) de los presupuestos educativos son salarios, con lo cual más que inversión educativa, estamos hablando de inversión en salarios docentes”.
En nuestras instituciones hace frío, hay ventanas sin vidrios, ni pensar en la calefacción; los pizarrones son pintura sobre la pared, mientras el alumnado lee los PDF desde el celular entre tantas cosas que grafican el paisaje desolador. La mayor o menor calidez se la otorgan las personas que están a cargo de dichas instituciones, y sobre todo la diferencia la hacen las cooperadoras escolares.
Desde el Estado la jornada completa de las escuelas 100% privadas no se sustituye por la accesibilidad a los clubes y menos a las actividades lúdicas como pueden ser los talleres de danza o teatro, por ejemplo.
En realidad, no sólo se trata de presupuesto sino de cómo se lo administra y de las desigualdades con las escuelas de administración mixtas que son subsidiadas. Y como dijimos que no es justo recaer sólo en el presupuesto, también podemos enfatizar en la apatía sobre los contenidos curriculares mientras se está educando a una generación que es nativa digital. La educación como tema de discusión y agenda nacional sería un acto de valentía y madurez social.