El presidente Ashraf Ghani huyó este domingo de Afganistán, sumándose a muchos otros atemorizados civiles afganos y extranjeros luego de que los talibanes rodearan Kabul, la capital, y exigieran una transferencia del poder tras haber conquistado gran parte del país 20 años después de haber sido derrocados por Estados Unidos.
”Los muyahidines entraron en el palacio presidencial y tomaron el control del mismo”, declaró un veterano comandante. “Para evitar un derramamiento de sangre, pensé que era mejor marcharme”, aseguró Ashraf Ghani en un comunicado, en sus primeras declaraciones públicas.
Los civiles, que temen que los talibanes vuelvan a imponer el tipo de gobierno brutal que prácticamente eliminó los derechos de las mujeres, se apresuraron a abandonar la nación también, con filas frente a los cajeros automáticos para retirar los ahorros de toda su vida.
Mientras tanto, Estados Unidos, Canadá, Alemania y España son algunos estados que decidieron suspender las actividades en sus embajadas en Afganistán. La preocupación llegó hasta al Papa, quien declaró “me uno a la preocupación unánime con relación a la situación en Afganistán”.
Hoy, el Consejo de Seguridad de la ONU mantendrá una reunión de urgencia para abordar la toma.









