Los sectores vulnerables los más afectados

Alrededor de la mitad de los alumnos no posee una computadora.

Un nuevo informe de la Universidad Católica Argentina (UCA) muestra que un 2,2% de los estudiantes no mantuvo ningún contacto con sus docentes durante el aislamiento obligatorio. La probabilidad de haber quedado afuera de las clases remotas aumenta a medida que el estrato socioeconómico de los hogares disminuye. En las capas más bajas, llega al 5%.
Sin embargo, desde la UCA advierten que es una medida “conservadora”. “La infantilización de la pobreza es un fenómeno que venimos observando hace mucho tiempo. En el campo educativo esta medición presentó muchos desafíos porque los chicos asistieron de un modo muy particular a la escuela. Por eso, es difícil estimar con exactitud cuál es el porcentaje de chicos que estuvieron fuera de la escuela. Es posible que sean más”, explicó Ianina Tuñón, investigadora responsable del Observatorio de la Deuda Social Argentina. Lo que sí exhibe el informe, que surgió de una encuesta representativa a hogares de todo el país, es la profunda desigualdad social que la suspensión de las clases presenciales en primer lugar visibilizó y luego ensanchó.
Los datos son elocuentes: mientras en el estrato socioeconómico más alto el 72% de los alumnos pudo seguir con sus clases a través de plataformas educativas, solo uno de cada diez pudo ingresar a un aula virtual entre los chicos más pobres. Es decir, los estudiantes más aventajados tuvieron seis veces más chances de conectarse por plataformas que los más perjudicados. Las redes sociales, con WhatsApp y Facebook a la cabeza, fueron la principal herramienta de continuidad en las capas socioeconómicas más bajas.