Señor director:
Seguimos teniendo los juegos de plaza prohibidos para los nenes, mientras los mayores pueden asistir a sus trabajos normalmente y luego si quieren pueden pasar por el bar a tomar un aperitivo. Hay cosas que están mal o yo realmente no las comprendo.
Hay locales gastronómicos en la ciudad a los cuales los dejaron abrir, bajo estricto protocolo sanitario por la pandemia, pero les hicieron sacar el sector de juego para los niños.
Todo es restarles a los más chicos, si entramos a los locales y cumplimos con los protocolos, los niños deberían poder acceder a algún juego infantil como ocurría antes. Si después los mayores vamos al baño o nos cruzamos con un conocido y procedemos al contacto.
Por otro lado; podemos trabajar, pero aquellos adolescentes que transcurren su último año de secundaria no pueden compartir con sus compañeros esa etapa final que nos marca a todos como personas. Lo mismo ocurre con esos chicos que están terminando lo que antes se llamaba escuela primaria.
Al principio de la cuarentena, allá por marzo, recuerdo que por lo bajo se decía que estas medidas de aislamiento se aplicarían hasta agosto o septiembre; estamos terminando agosto y casi a punto de iniciar septiembre y seguimos sin un horizonte claro al respecto ¿Cuánto nos falta?
En el caso de los adolescentes, no seamos hipócritas, los fines de semana realizan tantas juntadas que las fuerzas de seguridad jamás podrán cumplir con su labor de disuadir las reuniones sociales, por más que se lo propongan. Sólo pueden aspirar a realizar algún procedimiento “ejemplificador” en las zonas alejadas de la ciudad.
Los chicos se mueven en remises durante los fines de semana para ir de un lugar a otro y no ser demorados en la calle. Convengamos que este medio de trasporte no es garantía de nada para evitar la propagación del virus.
Noelia Bianchi