Lo hicieron por medio del tradicional Vía Crucis en el marco de una jornada de silencio y reflexión.
El cristianismo conmemoró ayer la Muerte de Cristo en el marco de una jornada de luto, silencio y reflexión. Uno de los actos litúrgicos centrales fue el Vía Crucis, que evocó el doloroso trayecto de Jesús hasta su crucifixión. En la capilla La Concepción se realizó el tradicional acto por las calles del populoso barrio homónimo, bajo la guía de Silvia ‘Pino’ Güidoni y el acompañamiento de las restantes catequistas de ese templo, perteneciente a la comunidad parroquial de San Vicente, y el apoyo de una unidad móvil encargada del traslado del sonido.
A la columna se sumaron los niños de Catequesis, sus familiares, el grupo de guías y scouts del grupo San Ignacio de Loyola, visitantes de otras ciudades y numerosos vecinos. En este sentido, se destacó la colaboración de los frentistas al ceder los frentes de sus viviendas para la ubicación de las 14 catorces estaciones en las que se narró, paso a paso, la Pasión de Cristo, desde que fue condenado a muerte hasta que fue colocado en el sepulcro.
Hecho histórico y religioso
Según la tradición cristiana, Jesús falleció el Viernes Santo a los 33 años y a las 15:00. Jesús fue juzgado por el Sanedrín, ya que lo consideraban un alborotador que se autodenominaba el ‘Hijo de Dios’. Los judíos llevaron a Cristo ante Poncio Pilato, quinto prefecto de la provincia romana de Judea, quien no vio culpa en él, aunque, tras las presiones del pueblo, decidió crucificarlo y liberar a Barrabás, un reo muy conocido de la época. Después de condenarlo, despojaron a Jesús de sus vestiduras, le pusieron una corona de espinas y le azotaron. Más tarde, le hicieron llevar su propia cruz hasta el monte Gólgota o calavera, llamado así por la forma de la piedra de una de sus laderas. Una vez fue crucificado se colocó en lo alto un cartel con la expresión INRI, que significaba: ‘Jesús Nazareno, rey de los judíos’.