LOS CONFLICTOS

Por Juan Martín Garay (*)

 Cuando creíamos superadas ciertas cuestiones por madurez política e institucional, o por el propio paso del tiempo, la dinámica actual nos muestra una historia escrita en el día a día que da constantes revelaciones de estar volviendo atrás una y otra vez. Más allá de lo económico, pareciera ser un maldito comportamiento cíclico político y social. Así las cosas, el anacronismo de los conflictos que se consideraban superados, hoy vuelven con más resentimientos y quizás tanto o más agresivos que antes. ¿Quien “paga los platos rotos”?, la gente. En el medio siempre está la gente.

Padecemos vientos de desesperanza que nos atormentan con una fragilidad atroz. A diario confluyen cuestiones que nos aíslan, enfrentan y debilitan la sana convivencia que debería existir entre todos nosotros. Ante una supuesta defensa de intereses que se enmascaran detrás de cierta libertad, se generan nuevas formas de egoísmo y pérdida del sentido social y humano de construcción de comunidad. Por acción o reacción, ya ni siquiera omisión, los problemas políticos de la política terminan por complicar una situación social carente de resolución en el corto o mediano plazo. ¿Quien está en el medio?, la gente.

Empatía

Nuestra Nación requiere de la capacidad empática de la dirigencia para saber que a la hora de conducir un pueblo es necesario allanarse a la humildad de las propias acciones, no sólo de las palabras. Perón enseña que “no hay recetas para conducir pueblos, ni hay libros que aconsejen cuáles son los procedimientos para conducirlos. Los pueblos se conducen vividamente y los movimientos políticos se manejan conforme al momento, al lugar y a la capacidad de quienes ponen la acción para manejarlos”.

Es necesario otra vez volver a sembrar con empatía las semillas del diálogo y encuentro para cosechar la concordia que necesitamos en este bendito país. Aceptar a los demás con sus diferencias y con la mayor responsabilidad posible, pero siempre haciéndolo con actitudes de respeto en el marco del sano amor que todo lo construye. Tenemos que desafiarnos a ser más fraternales y así poder fortalecer nuestra vida democrática. La justicia, la solidaridad, el amor y la paz, deben ser factor de reclamo constante en una sana manifestación que lo exprese.

Construcción

Como enseña el Papa Francisco, la construcción de procesos de integración y desarrollo humano implican que la unidad debe ser siempre superior a los conflictos. Ocurre que asistimos a tiempos de divisiones muy marcadas, de peleas sin sentido, de un claro alejamiento entre la gente y la dirigencia, con demandas constantes y reclamos permanentes. Por eso tenemos que hacer el esfuerzo para que las disputas y los enfrentamientos estériles queden limitados a una resolución política, parlamentaria y republicana. Buscar hasta el cansancio los consensos siempre necesarios donde prevalezca la voluntad de superarnos como Nación.

Es necesario que transitemos el tiempo por delante, partiendo del presente de igual manera, teniendo siempre el diálogo como forma de encuentro. Dada en un marco real y sincero, a pesar de las diferencias, la invitación a dialogar en el tiempo que transitamos debe darse sin insultos ni agravios y siempre respetándonos por sobre todas las cosas. Porque cuando se pierde el respeto, más que perder algo que no se compra, se pierde algo que no se regala, es algo que se gana o conquista.

Necesitamos reconciliarnos como punto de apoyo para mirar hacia adelante. Hay que desterrar las actitudes de reproche respecto de lo que hemos sido y de lo que somos en la actualidad. Cada generación que se suma a la anterior tiene la sana obligación de adoptar como propias las luchas, reclamos y también los logros obtenidos para proponerse alcanzar metas mucho más convenientes y superadoras para el conjunto.

Por suerte en nuestra ciudad convivimos en una sana armonía, somos el resultado de una construcción de comunidad bajo un relativo equilibrio, todo aquello que necesitamos por estos días. Está claro que hay mucho por hacer hacia adelante, todo por la ciudad que queremos, pero cuidémonos, no caigamos en conflictos anacrónicos. Recordemos que lo que importa es la gente, y a la gente no le interesan los conflictos políticos de la política alejados de la realidad, sino la resolución de sus problemas. Para eso estamos, para atender aquello que realmente debe ocuparnos, la gente.

(*) Abogado. Concejal 2023-2027. Vicepresidente 1° HCD. Presidente del Bloque Concejales PJ 2023-2027. Apoderado del Consejo Departamental PJ Uruguay. Secretario de Gobierno 2019-2023. Concejal 2015-2019. Presidente del Bloque Concejales PJ 2017-2019. Presidente Comisión Hacienda y Presupuesto 2015-2019. Decano del Colegio Mayor Universitario de Santa Fe 2003-2004.-