José Chamot: “Lo tengo en la gloria”

Diego Armando Maradona gritando un gol en el Mundial del 94. Detrás el uruguayense José Antonio Chamot.

Por José Chamot
Especial para La Calle

Lo mío con Maradona viene desde muy atrás. Cada vez que me acuerdo del “Flaco“ Chamot, del “Lito”, me acuerdo de ese que caminaba por Concepción con las zapatillas agujereadas, el que iba a entrenar a Gimnasia y Esgrima, donde muchos chicos como yo tenían la pasión de hacer este juego tan lindo. Creo que nunca en sus cabezas, o al menos yo, nunca pensé en ser un profesional del fútbol. Después por destino era necesario irse de Concepción para tener la comida del día a día. Mis padres decidieron trasladarse a San Lorenzo, Santa Fe y allí pasó todo cuando miré por la televisión el Mundial 1986 y salí a la calle a festejar el campeonato del mundo.
En ese momento, el mismo Diego me despierta con lo transmitido en el Mundial las ganas de hacer una prueba en un equipo de Rosario con el consejo de una gran persona como Meriano que era mi entrenador en Concepción del Uruguay. Me dijo “vayan a hacer una prueba a Rosario, vos o alguno de tus hermanos”. Finalmente ellos no quisieron y yo decidí hacerla en Rosario Central. Hice dos años de inferiores, dos años de Primera y me encontré en el vestuario de los campeones del mundo, todo eso en cuatro años. Bilardo me pedía que hablase en el medio de ese vestuario, donde veía bailar a Maradona, los veía bailar de alegría por lo que habían logrado. Había nuevos desafíos por delante y yo era parte de eso. La verdad es que esas son cosas inolvidables.
Después pude hacer una gira con ellos, no participar del Mundial Italia 1990, pero sí del de 1994 donde encontré a este genio, a Diego Armando Maradona. Yo llamaba a mi casa y le decía a mi madre “el Diego me dice Flaquito”, era la dimensión de ver a un monstruo del fútbol. Había que cuidarlo porque debíamos tenerlo en la cancha porque él te resolvía lo que no se podía resolver. Para mí fue el privilegio más grande que Dios me ha dado, compartir una cancha, de ser compañeros, compartir momentos con un talentoso que no va a ser comparable nunca. Dios lo bendiga, lo tenga en la gloria y le de mucha fuerzas a su familia.
Son momentos inolvidables los que me hizo vivir, un crack de los cracks. No solamente yo me saco el sombrero delante de un profesional así sino que el mundo entero. El mundo del futbol nunca podrá enterrar al gran Diego Armando Maradona.