De Cañada Rosquín al mundo, con esta escala más que especial, el emblemático tema fue interpretado por su autor en un encuentro del Instituto de Diálogo Interreligioso.
El Papa Francisco no suele escuchar la música. Eso le dijo un cardenal italiano a León Gieco cuando llegó al Vaticano. Pero no fue una advertencia. «Generalmente cuando un grupo empieza a sonar todos aplauden y él se va con la música. Pero con vos quiere permanecer sentado y escuchar cómo su autor canta esta canción», completó el hombre en un idioma que entremezclaba castellano e italiano. Este viernes por la mañana, el cantautor entonó en la Santa Sede su himno «Sólo le pido a Dios» ante más de 100 personas emocionadas, algunas hasta las lágrimas, en el cierre del Congreso «De Jorge a Francisco, de Argentina al mundo».
«Cantando para el Papa sentí las palabras de mi papá: cuando en el ’77 la compuse se la canté por primera vez a mi viejo y él me dijo ‘esta canción va a recorrer el mundo’. Hoy sentí que mi papá estaba ahí, sentado con nosotros», expresó Gieco a Página/12 luego de su actuación. Aclaró que no obstante se guardaría para sí otros sentimientos que experimentó. «Es necesario que la gente saque sus propias conclusiones», añadió. En su cuenta de Instagram, resumió: «Hoy viví una experiencia diferente y muy especial».