Los presidentes municipales de Concepción del Uruguay, Paraná, Santa Elena y San José levantan la voz dentro del justicialismo y exponen los matices de la fuerza opositora. La escasez de recursos, las reuniones de gestión, el horizonte de 2025, el Congreso del PJ, y las visitas de Larroque y Quintela.
A nueve meses de la asunción de Javier Milei en la presidencia de la Nación y de Rogelio Frigerio en la gobernación, el peronismo entrerriano debate su rol opositor y discute reglas internas, estrategias, referencialidades y liderazgos. Como analizó Punto y Seguido, la columna política de los domingos en LA CALLE, el Partido Justicialista (PJ) dejó el sillón principal de la Casa Gris luego de cinco mandatos ininterrumpidos, protagonizados por Jorge Busti, Sergio Urribarri (dos) y Gustavo Bordet (dos). A la par, en los comicios generales del pasado 22 de octubre, perdió las intendencias de las cabeceras de Concordia y Gualeguaychú, que administraba desde 1983 y 1987 respectivamente, como también fue destronado de los ejecutivos locales de Diamante, Federal y San Salvador.
La llegada de La Libertad Avanza a la Casa Rosada, las transformaciones en las prioridades de la política argentina y los drásticos cambios del modelo económico, condicionaron ese nuevo escenario para el peronismo, caracterizado por la necesidad de reinventarse desde su rol opositor y por las dificultades cotidianas y estructurales de los municipios donde convive con gobiernos de distintos colores políticos en la provincia y en la Nación. El fracaso económico de la gestión de Alberto Fernández y los problemas de organización y funcionamiento del Frente de Todos, dejaron una maraña de incertidumbres en el peronismo hacia los desafíos posteriores de principal alianza opositora y de construcción de una alternativa hacia 2027. Los enredos se profundizaron por el salto de ex funcionarios de gestiones justicialistas al oficialismo nacional, como Daniel Scioli o Marco Lavagna, que incluyó al último presidente del Consejo General de Educación (CGE), durante el segundo período de Gustavo Bordet en el sillón de Urquiza, Martín Müller, que se desempeña actualmente como director ejecutivo del Instituto Nacional de Formación Docente (Infod), dependiente de la Secretaría de Educación. Algo similar ocurrió en el plano provincial, con los nombramientos de Mariano Camoirano en la Secretaría de Trabajo, Alfredo Francolini en la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Entre Ríos, Eduardo Asueta en Energía de Entre Ríos, Sociedad Anónima (Enersa), y Juan Carlos Chagas como integrante de la Delegación Argentina de la Comisión Técnica Mixta (CTM) de Salto Grande.
Después del 10 de diciembre, el peronismo entrerriano quedó con cuatro escaños en la Cámara de Diputados de la Nación, ocupadas por el mencionado ex mandatario, Gustavo Bordet, la ex intendenta de Paraná, Blanca Osuna, el dirigente de La Cámpora, Tomás Ledesma, y la ex funcionaria de Turismo y Cultura de la provincia, Carolina Gaillard; mientras que posee una banca en el Senado, ejercida por el ex secretario general de la Gobernación, Edgardo Kuieder, que engrosa las filas del bloque Unidad Federal y tuvo un voto clave para la designación de autoridades en la Cámara Alta y para la aprobación de la Ley “Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos”. En el plano provincial, Más por Entre Ríos, el sello político de la bancada justicialista en las elecciones del año pasado, tiene nueve senadores provinciales, con una leve mayoría (9/8) respecto al oficialismo. Además, administra 36 intendencias, que representa el 43,37% de los gobiernos locales existentes, donde se destacan las cabeceras de los departamentos Uruguay, Paraná, Federación, Villaguay, Victoria, Ibicuy y Feliciano. Como se detalló en otras columnas domingueras, la principal coalición opositora también dirige los destinos de las administraciones de Villa Mantero, San Justo, Santa Anita, Pronunciamiento y Colonia Elía, del distrito Uruguay; Tabossi, Colonia Avellaneda, Pueblo Brugo y San Julián (o El Pingo), del departamento Paraná; San José y Pueblo Liebig, del distrito Colón; Santa Elena, San Gustavo y Piedras Blancas, del departamento La Paz; Aldea San Antonio y Enrique Carbó, del distrito Gualeguaychú; La Criolla, Puerto Yeruá y Estancia Grande, del departamento Concordia; Villa Domínguez, del distrito Villaguay; General Galarza, del departamento Gualeguay; Maciá, del distrito Tala; Aranguren y Hernández, del departamento Nogoyá; Aldea Brasilera, del distrito Diamante; Ceibas, del departamento Ibicuy; Los Conquistadores, del distrito Federación, y Conscripto Bernardi y Sauce de Luna, del departamento Federal.
El partido y la Liga
El acto protocolar de renovación de autoridades del Consejo provincial del PJ, caracterizado por la escasa discusión interna, sumado al consenso dirigencial para la reorganización de la Liga de Intendentes Justicialistas, persiguieron la discreción de las discusiones internas, el resguardo de las autocríticas y la clausura de deliberaciones sobre el rol opositor, los modos de construcción y las disputas por la conducción de ese proceso. El primero quedó a cargo del ex vicegobernador José Cáceres, tras el ensayo de competencia entre el ex legislador nacional, Marcelo Casaretto, y el actual intendente de Santa Elena, Daniel Rossi. La secretaria adjunta de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), Carina Domínguez, referenciada en el segundo grupo político, terminó con la vicepresidencia primera; en tanto que el jefe municipal de Aldea San Antonio, Mauro Díaz Cháves, uno de los promotores del grupo sub 40 de dirigentes que administra sus ciudades, fue designado en la vicepresidencia segunda. La lista única fue construida con nombres representativos de ambas listas fallidas, como la ex legisladora Mayda Cresto como secretaria General; la ex intendenta de Feliciano, Silvia Moreno, como prosecretaria; Tomás Ledesma como tesorero; y el ex secretario de Gobierno de Concordia, Aldo Álvarez, como protesorero.
En aquella escena de impostura política, enmarcada en un proceso de negociación interna, José Lauritto de La Histórica, Rosario Romero de Paraná, Adrián Fuertes de Villaguay, Gustavo Bastián de San José, Damián Arévalo de Feliciano y Ricardo Bravo de Federación, el ex gobernador Bordet, su compañera de fórmula, Laura Stratta y su ministro de Producción, Juan Bahillo, compartían la misma estrategia, a favor de la postulación de Casaretto. Los ex presidentes municipales Luis Erro de Gualeguay, Enrique Cresto de Concordia y Ángel Vázquez de San Benito; el ex senador de San Salvador, Hugo Berthet; el secretario general de UPCN, José Allende; el ex postulante a la gobernación, Héctor Maya; y el ex presidente del Superior Tribunal de Justicia (STJ), Emilio Castrillón, fomentaban el liderazgo del ex Vicegobernador e histórico caudillo de Santa Elena. Las diferencias sustanciales se concentraron en el posicionamiento respecto a la conducción de Bordet, a las características de la relación con la Casa Gris, y a la reforma de la carta orgánica del PJ. Con lista de consenso, las diferencias no se disiparon, pero se postergaron para capítulos futuros.
Por su parte, la conformación de la estructura organizativa de la Liga de Intendentes también quedó distribuida entre las distintas tribus justicialistas con responsabilidades ejecutivas. Romero de Paraná quedó como su titular, secundada por Bastián de San José como vicepresidente y Arévalo de Feliciano como secretario. La primera gobierna la ciudad más importante de la provincia en términos electorales y posee una larga historia dentro de las gestiones peronistas. Ingresó como diputada nacional en la nómina de 2003, en la boleta que llevó a Jorge Busti a su tercera gestión en el sillón de Urquiza, luego de un frustrado acuerdo entre el Frepaso, el Frente Grande y la Unión Cívica Radical (UCR) en 1999 que impidió su postulación a la vice gobernación en la tribuna contraria. Fue secretaria de Gobierno y de Planificación de la Municipalidad, durante la gestión de su esposo, José Halle (2007-2011); fue diputada por la boleta del Frente Entrerriano Federal (FEF), el partido fundado por Busti luego del quiebre con Urribarri por el conflicto con las entidades agropecuarias por las retenciones móviles; y en 2017 se transformó en ministra de Gobierno del primer período del concordiense en la oficina estelar del Poder Ejecutivo de Entre Ríos, donde fue ratificada en el segundo mandato.
Bastián y Arévalo recorren el segundo período en sus respectivas intendencias, aunque protagonizan diferentes contextos políticos en sus localidades. Ambos se encuentran en el grupo sub 40 de dirigentes justicialistas, organizadores de las dos ediciones de los encuentros para “construir presente y futuro”, efectuados en San José y Aldea San Antonio. El grupo promueve la renovación dirigencial, como un dato distintivo de las cabezas de las dos listas frustradas para el consejo provincial del PJ; y se posiciona en un rol crítico respecto al Ejecutivo provincial y su alineamiento incondicional con el programa de gobierno de Milei. El primero recuperó San José para el peronismo luego de doce años de gestiones vecinalistas (2007/2019) y no le escapa a las definiciones de la política nacional ni a los pedidos de expulsiones sobre dirigentes que saltaron a las filas de oficialismo o apoyaron el paquete legislativo de La Libertad Avanza. El segundo atraviesa su segundo período en una de las pocas trincheras históricas del peronismo, tras derrotas singulares en Concordia, Gualeguaychú y San Salvador, que previamente fue administrada en dos oportunidades por Osvaldo Viano (2003/2011) y Silvia Moreno (2011-2019).
Cuatro nombres
Lauritto, Romero, Rossi y Bastián grafican cuatro vertientes, con algunos puntos comunes y otros horizontes más diversos, del termómetro del peronismo entrerriano fuera del poder de la Casa Gris. A diferencia de Bordet, que sostiene el peso gravitacional de ser el último mandatario justicialista y mantiene la vigencia de su rol legislativo en el Congreso nacional, los cuatro dirigentes ejercen responsabilidades ejecutivas en sus municipios, que cumple la función del primer cordón de contención del Estado frente a las necesidades y las demandas ciudadanas. Como explicó Punto y Seguido hace algunas semanas, el histórico caudillo uruguayense conoce la peculiar situación de supervivencia en tiempos de crisis y de convivencia con administraciones provinciales o nacionales de distinto color político. Ocurrió en 1999, durante su primera intendencia, con Sergio Montiel en la gobernación y Fernando De la Rúa en la presidencia, como también aconteció en 2015, en su segunda gestión, con Mauricio Macri en la Casa Rosada. Su nombre fue repetido en cada instancia proselitista del peronismo entrerriano, ya que siempre representó una opción competitiva en términos electorales. Tras la finalización de su segunda etapa en la Municipalidad de Concepción a fines de 2019, se especulaba con el retiro del dirigente más importante de los últimos 25 años de la política del departamento Uruguay, pero el contexto adverso para el PJ, la fragmentación del oficialismo local y del frente opositor, y el desenlace de la gestión de su antecesor, Martín Oliva, que finalizó su mandato sin su viceintendente, Ricardo Vales, actual funcionario de Desarrollo Social del gobierno provincial, convenció a Lauritto de una última campaña. El triunfo suspendió debates internos, aunque el Intendente advierte en cada reunión o declaración que la tercera gestión es la vencida y que su futuro es la jubilación.
Luego de las derrotas de Sergio Massa en la Nación y de Adán Bahl en la provincia, el ex Vicegobernador se resguardó en las urgencias de la administración local, asfixiada financieramente por la reducción de los fondos coparticipables, los vaivenes de la recaudación, la recesión provocada por el gobierno libertario, y la eliminación de los recursos nacionales para obras públicas, transporte de pasajeros, viviendas, y asistencia a hospitales y escuelas. La supresión de los fondos nacionales puso en una situación de alerta a los mandatarios locales, que avanzaron en distintas redes propias de contención, como hicieron también los gobernadores patagónicos, del norte argentino o de la región centro. Lauritto y Romero lo hicieron con intendentes radicales, del PRO, del socialismo santafesino o del peronismo cordobés por la eliminación del fondo compensador del transporte del mal llamado interior del país. La respuesta nacional fue negativa pero la movida significó un hecho político que desbordó las fronteras partidarias e ideológicas.
Los presidentes municipales de Concepción del Uruguay y Paraná comparten agendas institucionales de las gestiones de ambas ciudades, pero también los desafíos políticos hacia la reconstrucción del peronismo. A fines de julio, el ex Vicegobernador fue anfitrión del encuentro de los gabinetes municipales, desarrollado en la sala de sesiones del Honorable Concejo Deliberante (HCD) de La Histórica. Un mes después, la fotografía se repitió, con un cónclave de trabajo en la capital provincial. “Nos une la vocación de diálogo y la necesidad de imaginar cómo mejoramos la vida de la gente”, afirmó el caudillo. Los dos dirigentes mantienen línea abierta con la oficina estelar de la Casa Gris y observan con atención el proceso del peronismo cordobés, enfrentado históricamente al kirchnerismo, con terminales cercanas al menemismo, la gestión de Mauricio Macri y la nueva aventura libertaria.
Más allá de los nombres personales, como aconteció con la candidatura frustrada de Daniel Rossi para el consejo provincial del PJ, la emergencia de Lauritto en el plano provincial asoma como un faro crítico con el poder estructural del peronismo de Concordia y con la metodología de la dedocracia respecto a la confección de las listas. Las secuelas de la Ley Castrillón y la negativa a la incorporación de las minorías, son parte de ese conglomerado de reclamos del departamento Uruguay, que además explicita la falta de lugares expectantes en las listas legislativas y en la construcción de candidaturas en los últimos años. Sin representantes peronistas del distrito en el Congreso nacional, actualmente contabiliza una banca en la Cámara de Diputados de la provincia, ocupada por Yari Seyler, ex jefe de gabinete de Oliva en la gestión municipal anterior. La diferencia en la distribución de poder con el peronismo de Paraná, Concordia y Gualeguaychú es sustancial, ya que la capital provincial tiene dos diputados nacionales y dos legisladores provinciales; mientras que Concordia posee una banca de la Cámara Baja, un escaño en el Senado nacional y dos diputados provinciales; y Gualeguaychú ostenta dos espadas legislativas en Entre Ríos. Un dato extra corrobora la demanda del distrito y refiere al rol secundario del departamento en la confección de las fórmulas electorales para la categoría crucial de Casa de Gobierno, que tiene su último antecedente en la postulación de Lauritto para la vicegobernación en 2007, en el primer triunfo de Urribarri. “Uruguay se mantiene de pie, pese al contexto nacional y provincial”, expresó Lauritto a LA CALLE. “Hay que ser solidarios en la convocatoria, con autocrítica y visión de futuro, donde la gestión en el territorio es imprescindible”, apuntó. “Es el territorio y no la oficina”, agregó.
Con esa defensa del departamento Uruguay en el escenario provincial, el Presidente municipal de La Histórica recibió a sus pares Fernando Viganoni de San Justo, Hernán Niz de Villa Mantero y Ricardo Sandoval de Pronunciamiento, que transitan su segundo período en sus respectivas administraciones locales. La falta de recursos coparticipables, el abandono de las obras viales y del mantenimiento de las rutas 39, 42, 25 y 23, y la dispersión política del peronismo, fueron parte del temario del encuentro efectuado en el palacio municipal de la ciudad cabecera. En esa sintonía, Lauritto viajó hacia la Capital del Citrus, invitado por el dirigente Aldo Álvarez, proveniente del crestismo, para encabezar una charla junto a la Unión Ferroviaria. “La autocrítica y el diálogo son fundamentales”, expresó ante los presentes. “El gran secreto del peronismo siempre fue mejorarle la vida a la gente. Por eso tenemos que trabajar en esa agenda, recuperar la confianza en el peronismo, posibilitar el trasvasamiento generacional, y reconstruir los lazos y la cercanía con nuestro pueblo”, reflexionó. El titular de la departamental del PJ de Concordia, Facundo Ruiz Díaz, lamentó la realización de “un acto político de espaldas a la casa partidaria” y dejó distintas declaraciones en clave de la dispersión justicialista en la cuna del peronismo. Fragmentaciones agudizadas después de la primaria sangrienta entre el ex senador, Armando Gay, y el ex presidente de la Cámara Baja, Ángel Giano; la derrota del peronismo en los comicios generales del 22 de octubre del año pasado; los acuerdos del crestismo con el intendente radical Francisco Azcué; las divergencias sobre las responsabilidades de Bordet en los resultados eleectorales; y las heridas abiertas por los posicionamientos zigzagueantes de Kueider en el Congreso nacional.
De los cuatro nombres mencionados, Bastián refresca el abanico de dirigentes del peronismo entrerriano. Con Arévalo, Díaz Cháves, Bravo, Niz y otros intendentes, fomentan el trasvasamiento generacional e impulsan encuentros políticos sub 40, con el foco puesto en las elecciones de medio término de 2025. A diferencia de Romero, Lauritto y Rossi, que poseen una relación con continuidades y rupturas con el kirchnerismo, el Presidente municipal de San José asoma como una figura defensora de los pilares principales de los gobiernos de Néstor Kichner y Cristina Fernández. En ese punto, la titular de la Liga de Intendentes Justicialistas es la dirigente que más diferencias ha marcado en aquellos años.
Bastián, que fue una figura recurrente en la Casa de Entre Ríos, en tiempos de Carolina Gaillard como referente del organismo y de constitución del espacio La Artigas, que era un punto de encuentro de jóvenes entrerrianos residentes en Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), se posiciona como una de las voces con responsabilidades ejecutivas con más críticas a las gestiones de Milei y Frigerio. “En un contexto donde la incertidumbre económica y social nos golpea con fuerza a todos los entrerrianos es necesario seguir profundizando los encuentros de debates que venimos generando en todo el territorio provincial”, afirmó Bastian después de un cónclave efectuado en Feliciano con Arévalo y Cháves. Aunque mantiene buena relación con las distintas tribus peronistas, desde la vieja guardia justicialista, el ex Mandatario Bordet, el espacio de Gualeguaychú de Guillermo Michel, y las nuevas referencias políticas, Bastián aparece como un punto de acumulación y una opción de futuro inmediato de los nuevos tiempos del PJ entrerriano.
El caso de Rossi es paradigmático. El año pasado asumió su sexta gestión al frente de la Municipalidad de Santa Elena, del departamento de La Paz. Su triunfo inicial fue en 1983 con la recuperación de la Democracia, que fue la vidriera crucial para su designación como compañero de fórmula de Jorge Busti en su primera gobernación (1987/1991). Volvió a la jefatura local cuatro años después, donde regresó en 2003, 2011 y 2019. El año pasado fue reelecto en un contexto de derrotas en la Nación, en la provincia y en administraciones locales claves, posicionando su nombre como una referencia histórica, junto a Lauritto en Concepción, Romero en Paraná, Fuertes en Villaguay y Melchiori en Villa Paranacito.
Enfrentado con Bordet y Romero por la estrategia política y por las causas judiciales en su contra, Rossi apareció como una síntesis dirigencial de los sectores no representados por la táctica oficial. Cresto, Allende, Berthet, Maya y Castrillón, apuntalaron al ex Vicegobernador para que encabece una nómina para la renovación de autoridades del consejo provincial de PJ. Allí, visibilizó una agenda postergada para las bases peronistas, vinculada a la Ley Castrillón, la reforma de la Carta Orgánica y la integración de las minorías.
Frustrada esa contienda, Rossi prosiguió marcando su experiencia y su liderazgo dentro de una confusión generalizada del partido opositor. Su visita a Concordia, para el cónclave organizado por Enrique, Mayda y Falucho Cresto, en la antesala del Congreso partidario realizado en la jornada de ayer en el camping del Sindicato de Empleados de Comercio, ratificó el papel del emblemático dirigente. La reunión en la Capital del Citrus contó además con las presencias del ex intendente de Victoria, Rubén Garcilazo, el ex jefe municipal de San José, Eduardo Jourdán, el ex diputado Alejandro Bahler y el ex senador Héctor Maya. “Hace casi 18 años vengo pidiendo que se derogue la Ley Castrillón”, apuntó Rossi. “El peronismo debe volver a la gente y a las bases, porque nosotros nacimos desde abajo, con los trabajadores y los descamisados. Cuando se pierde la esencia deja de ser peronismo”, profundizó. “Si seguimos con el dedo, tenemos que olvidarnos de volver a ser gobierno”, añadió.
Impostura y visitas
A 13 años del último congreso partidario del PJ, más de 300 congresales del justicialismo entrerriano se reunieron este sábado en la capital provincial. El temario formal incluyó la elección de autoridades del Congreso; la presentación de un informe del Consejo provincial; la designación del Tribunal de Disciplina y de la Junta electoral partidaria; la confirmación de una mesa de trabajo para la reforma de la carta orgánica; el debate para una estrategia común respecto a la reforma política de la Casa Gris; y la confección de un programa de gobierno, con el horizonte anclado en 2027. Sin embargo, la Ley Castrillón, el porcentaje de votos necesarios para la integración de las minorías, la designación de los congresales nacionales del partido y las posibles sanciones a Kueider y Muller, generaron expectativas de definiciones que no llegaron, salvo la integración de minorías con un piso del 25%. La imagen fue de impostura, entre el miedo de una reunión que termine en un escándalo y una fotografía final que profundice las batallas internas.
Lauritto fue elegido como presidente del Congreso, secundado por Romero, en una mesa que también incluyó al mencionado Rossi, la ex intendenta de Villaguay, Claudia Monjo, y el ex diputado José Allende. “Que las diferencias entre nosotros no sean más grandes que las diferencias con quienes tenemos enfrente”, pronunció el intendente de La Histórica durante su intervención inicial. “Tenemos la responsabilidad histórica de poner al peronismo de pie”, destacó ante un auditorio colmado de congresales.
Con el foco puesto en la dispersión nacional del peronismo, enredado en las disputas sobre el rol opositor, especialmente en materia legislativa, respecto al Ejecutivo libertario, las visitas del ministro de Desarrollo de la Comunidad de Buenos Aires, Andrés Larroque, y del gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, expone la necesidad de debate interno del peronismo entrerriano. El primero promueve charlas compañeras para el fortalecimiento de la musculatura política de una candidatura del mandatario bonaerense, Axel Kicillof, a la Casa Rosada. El segundo, respetado por el kirchnerismo, los gobernadores y los sectores peronistas alejados de la organicidad partidaria, surge como una síntesis del PJ, que necesita un recambio institucional tras la derrota y la frustrada conducción de Alberto Fernández.
El peronismo recorre un camino sinuoso, enredado entre los debates reprimidos, los espacios reducidos para la autocrítica sincera, y la necesidad de reinventarse, mientras administra municipios y provincias asfixiados por el retiro nacional de diversas responsabilidades. El justicialismo entrerriano, como un reflejo de esa situación, también desanda su propio laberinto, con una realidad vertiginosa en tiempos de Milei y Frigerio. ¿El desafío? Llegar a 2025.