Las vacaciones de invierno sin el Palacio San José

Los comerciantes aguardan por la vuelta del Palacio.

Por Nicolás Sotomayor

En menos de veinticinco minutos se puede viajar desde las termas de Concepción del Uruguay al Palacio San José, o viceversa. Acaso sea la opción más que conveniente para los visitantes efímeros del departamento Uruguay: es el combo que ofrece una agencia de turismo o aquellos padres/madres en modo de guías turísticos sólo para saciar el aburrimiento de sus gurises.
La mente absorbe ese relax estimulado por las termas o la naturaleza y, por qué no, fluye en la curiosidad que ofrece la historia entrerriana. Quizá por estos pagos hayamos encontrado el Talón de Aquiles del estrés por fuera de las horas de terapia.
Todo lo anterior es verdad, aunque ahora se relata en tiempo pasado. El Palacio San José tiene sus puertas cerradas desde el inicio de la pandemia, allá por marzo de 2020, y aún se realizan refacciones con el extremo cuidado que demanda una casa histórica de los albores de nuestra patria. Tan significativa es que forma parte de los 26 museos nacionales y, por ende, su puesta en valor y apertura depende del Ministerio de Cultura de la Nación.
—Y, bueno, entonces nos quedamos acá a comer algo. Dame esa picada especial con una gaseosa, por favor. Che, ¿no sabés por qué está cerrado el Palacio?
El plan de una pareja de jóvenes, de visitar el Palacio San José en plena vacaciones de invierno, se desvaneció cuando vieron las rejas cerradas del viejo suntuoso edificio. No eran de la zona; en la web leyeron «Abierto. Horario de cierre: 18.30» y arribaron al sitio en auto con la colaboración del Google Maps.
«La gente se confunde todos los días porque la provincia tiene habilitada la oferta turística en su totalidad», dice Dante, un integrante de la familia que es dueña de la «Pulpería Colonia Caseros». En la entrada flamean banderas entrerrianas, sobre el terreno asoman un par de autos de principios de siglo XX y viejos elementos de labranzas, en la galería da la bienvenida el perro labrador llamado Homero y a continuación se encuentra el centro comercial. La «Pulpería» se presenta como una parada casi obligatoria para los visitantes del Palacio, pues ofrece quesos, salames, dulces, vinos y demás productos de la zona, como también artesanías y tejidos a telar; hasta brinda información turística y folletería gratuita, lo que demuestra que es un engranaje dentro del circuito turístico del departamento o la provincia.
«Económicamente nos fue mal porque dependemos casi exclusivamente del movimiento turístico de la zona —comenta Dante—. Durante la primera etapa de la pandemia se redujo totalmente, un 100 por ciento. Desde comienzos de 2021 poco a poco se fue reanudando el movimiento turístico, y actualmente se ha incrementado favorablemente deseoso de conocer o volver a visitar el Palacio».
Sobre el kilómetro 128 de la Ruta Provincial N°39 aparece un cartel inmenso que señala «Palacio San José» y desvía «a 3 km». Al camino aún lo acompaña un paisaje rural pese al incremento demográfico en la zona. Hace 173 años aquello era todo monte. El general Justo José de Urquiza hizo construir un proyecto edilicio como si se tratase de un compendio de la nueva patria. Jardines, fuentes, pajareras, lago artificial, esculturas y otras decoraciones finamente estudiadas en su puesta en escena, según dicen los especialistas. Una residencia con más de 30 habitaciones distribuida en dos patios y fue tan moderna que hasta resultó la primera con servicio de agua corriente en el país. Habitó en el lugar por años. Recibió a personalidades destacadas de la época e incluso al presidente Domingo Faustino Sarmiento. Allí mismo, Urquiza fue asesinado en abril de 1870.
Todo lo ostentoso del siglo XIX quedó a la inversa en el siglo XXI. Pese al esfuerzo del personal del museo, la escasez de recursos disponibles llevó a que ese patrimonio histórico de la Argentina precise una profunda restauración. Cualquier vecino consultado asegura que la casa estaba devenida a menos, con maderas quebradas, paredes húmedas y resquebrajadas, obras de arte despintadas o manchadas. Su deterioro se profundizó en los últimos años a partir del ajuste en los fondos entregados por Nación. Si bien el Palacio se cerró al igual que el resto de los museos nacionales en el inicio aislamiento social obligatorio, a esta altura muchos reabrieron con los protocolos vigentes. El cese, en verdad, es meramente una excusa en medio de la urgencia de restaurarla.
En febrero último, el gobernador Gustavo Bordet y el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, se reunieron en el Centro Cultural Néstor Kirchner y acordaron iniciar los trabajos para poner en valor el Palacio San José. Al mes siguiente se hicieron presentes en el lugar para sellar el acuerdo que incluye estudios, proyectos de investigación, tareas de conservación, ampliación, equipamiento, refacción y modernización de del edificio. En estos días continúan con el habitual monitoreo ambiental, control de plagas, inspección y limpieza, acondicionamiento de objetos. Los trabajos más estructurales están a cargo del arquitecto Norberto Iribarren, especialista en patrimonio urbano-arquitectónico.
«Nosotros recibimos una ayuda económica es del Estado nacional impulsada por el Ministerio de Turismo y Deportes: Aptur (Ayuda a Prestadores Turísticos). La primera convocatoria fue en agosto del año pasado, la segunda en marzo de este año y la tercera ahora en julio», dice Dante, dueño de la «Pulpería Colonia Caseros».
Ese es el panorama en el corazón del departamento Uruguay. Se escenifica un fiel reflejo de los tiempos transcurridos en la Argentina, que arrastra una crisis económica, le agrega una pandemia inédita en el mundo y todo perjudica de la peor manera a los sectores culturales y gastronómicos.