Kiev amaneció con fuertes explosiones. Los ucranianos combatían este viernes a pocos kilómetros del Parlamento.
Las fuerzas rusas reforzaron su dominio sobre la capital de Ucrania, Kiev, y llevaron a cabo ataques anfibios en la costa del Mar de Azov del país en un intento por derrocar al gobierno. Combatían también contra los soldados ucranianos a poco más de tres kilómetros del Parlamento y de la céntrica plaza del Maidán, apenas en el segundo día de la ofensiva lanzada por Vladímir Putin.
Casi 30 años después del devastador asedio de Sarajevo, otra importante capital europea fue objeto de intensos bombardeos con proyectiles que impactaron en edificios, lo que aumentó el número de muertos civiles.
Los funcionarios de defensa estadounidenses dijeron que la ofensiva rusa enfrentaba una resistencia más dura de lo que habían anticipado sus comandantes, aunque estima que Moscú solo había comprometido un tercio de la fuerza de ataque que había reunido alrededor de las fronteras de Ucrania en los últimos meses.
En tanto, los líderes de la OTAN decidieron desplegar las Fuerzas de Respuesta Rápida para aumentar la defensa de los aliados en plena invasión rusa de Ucrania.
Rusia lanzó más de 200 misiles contra Ucrania, incluidas armas balísticas y de crucero. Señalan que la mayoría se dirigió a objetivos militares, pero que algunos aterrizaron en distritos residenciales y que no estaba claro si eso fue accidental o deliberado.
Los temblores de la invasión se extendieron por todo el mundo en la jornada, lo que demuestra el potencial de que el ya desastroso conflicto se extienda más allá de las fronteras de Ucrania.
A última hora del viernes, los testigos informaron haber escuchado rondas de artillería e intensos disparos desde la parte occidental de Kiev, mientras Zelenskiy advertía a sus ciudadanos: “Esta noche será la más dura… Debemos resistir. La noche será muy dura, pero llegará el atardecer”.
