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domingo, septiembre 29, 2024

La UIER envió señales de alineamiento con el gobierno de Milei

La Industria entrerriana realizó el jueves último su jornada anual. Durante los discursos de apertura, hubo señales claras del acompañamiento de la dirigencia fabril al modelo que impulsa el presidente Javier Milei. “Es necesario dar un giro de 180° para adaptarnos al nuevo paradigma que irrumpió”, afirmó Gabriel Bourdin, titular de la Unión Industrial de Entre Ríos.

La Unión Industrial de Entre Ríos (UIER) decidió alinearse con el Gobierno. Así lo demostró desde las primeras palabras del discurso de su presidente, Gabriel Bourdín, un dirigente que sigue la estrategia histórica de esa entidad: jugar con el gobierno de turno.
“Debemos reconocer que venimos de atravesar un aletargado pesimismo, con un sector industrial desanimado, abatido por la triste realidad que transformó en insustancial y efímero todo esfuerzo sectorial”, sostuvo Bourdín. Lo escuchaba con atención la concurrencia que había completado el salón del Centro de Convenciones de Paraná. Algunos recordaron entonces sus innumerables viajes con Gustavo Bordet y Sergio Urribarri por distinos lugares del mundo en lo que llamaban ampulosamente “Misiones comerciales”.
“La actividad industrial fue demonizada  –dijo sin precisar a quién se refería– y se multiplicaron las presiones de los Estados, con su voracidad recaudadora para cubrir gastos con impuestos y tasas surrealistas. Las presiones estuvieron a la orden del día y nos empujaron al peor de los pecados: la inacción”, aseveró el dueño de Petropack.
Luego, puntualizó: “Hoy más que nunca es necesario dar una vuelta de página, pegar un giro de 180° para adaptarnos al nuevo paradigma que irrumpió en la Argentina. Las nuevas políticas económicas se orientan hacia una búsqueda de estabilidad y la restauración de la confianza, algo tan vital como el aire que respiramos”.
Bourdín se mostró apenado por esa situación. “No es fácil. No es gratuito. Es doloroso –confesó– pero nos obliga a trabajar juntos, construyendo nuevos acuerdos. El contexto hoy es otro. No es la panacea. Y estamos lejos de haber resuelto nuestras demandas históricas. Tampoco somos ingenuos en desconocer las caídas de los niveles de las distintas actividades. Pero la diferencia radica en que la desesperanza y el desánimo se transformaron en una incertidumbre propia de un cambio de modelo, que apunta a reducir la inflación, el peso del Estado sobre nuestras espaldas, volver al crédito como herramienta para la producción y eliminar la maraña de trabas y costos improductivos”, resaltó.
Pero de reducir la pobreza, pagar sueldos decentes, dejar de hacer looby para tener una reforma laboral a la medida de los patrones, permitir que los jubilados puedan subsistir, condenar la polarización política o erradicar el discurso violento de Milei, los empresarios entrerrianos no tienen nada para decir.
Eso sí, como refirieron algunas crónicas, desde un costado del escenario, Juan Pazo, secretario de Industria de Javier Milei, asentía cada una de sus palabras con una sonrisa.
El funcionario, hombre de confianza de Luis Caputo, estuvo acompañado por Daniela Ramos, subsecretaria de Política Industrial. También participó y dejó su mensaje el gobernador Rogelio Frigerio. Los empresarios entrerrianos hacían colas para acercárseles, como lo hicieron tantas veces con otros gobernantes y funcionarios de los que ahora se alejan, mientras borran sus glamurosas selfies de otros tiempos.

“Un pragmático”

Según una muy buena semblanza publicada por Letra P, “Gabriel Bourdin es un pragmático. El presidente de la Unión Industrial de Entre Ríos se mueve con una flexibilidad tal que puede pasar de ponerle la alfombra roja a Sergio Massa en plena campaña 2023 a elogiar el «cambio de paradigma» que, cree, plantea el presidente Javier Milei. En las últimas semanas salió a jugar fuerte por la adhesión de Entre Ríos al RIGI”.
El sitio cita una fuente del sector productivo que menciona un dato relevante del actual poder del empresario: “Nadie tiene el poder de lobby que tiene Bourdin». La fuente fue un testigo presencial de los contactos del dirigente con funcionarios de las administraciones peronistas, porque caminaron juntos por los despachos de la Casa Gris.
El artículo de Letra P recuerda además que durante la campaña electoral que llevó a Frigerio a ocupar el Sillón de Urquiza, “Bourdin mantuvo una cierta equidistancia entre éste y el candidato del peronismo, Adán Bahl. Aunque con éste último traía una relación construida de su paso por el gobierno provincial y luego por la intendencia de Paraná. Suele decir, como elogio a dos bandas, que la irrupción de un hombre de la talla de Frigerio obligó al PJ a poner un candidato de calidad”.
Está claro que Bourdin es un hábil empresario. Creó un pequeño emprendimiento de ventas de bosas de nylon a principios de los 90 y lo transformó en una empresa de primera línea, con filiales hasta en San Pablo, y con clientes líderes a nivel mundial. Evidentemente también es un hábil dirigente que, como dice el artículo, “tocó con todos”. Y un político en reposo, por ahora.

“Sin pertenencia política”

Otro que estaba de parabienes en la 20° Jornada Anual de la UIER, era Daniel Funes de Rioja, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), quien hizo una confesión fuerte de su discurso del año pasado. Según contó: antes de hablar en Paraná en 2023, dijo que tuvo un “preludio difícil, una antesala compleja, porque teníamos fuertes tensiones con el Gobierno”.
El presidente de la UIA, famoso por no tener una empresa ni de churros, ni haber fundado o siquiera trabajado en una pyme, sino por ser un abogado de las grandes compañías especializado en despedir trabajadores, pidió paciencia a los industriales entrerrianos.
“Tenemos tantos problemas y ansiedades que a veces nos olvidamos de dónde venimos”, expresó. El escenario “difícil y complejo” se debió a que en la celebración del día de la industria del 2023 participó Sergio Massa en su rol de Ministro de Economía. El funcionario también era el candidato a la presidencia de Unión por la Patria, y venía de una primaria difícil para el oficialismo.
“¿De qué estábamos hablando (en aquel entonces) con el Gobierno ? De las SIRA, de la ley de abastecimiento y de los incrementos salariales por decreto que se yuxtaponían a las negociaciones salariales”, recordó el dirigente de la UIA.
“Hoy – contrastó – digo con satisfacción: habrá muchos pasos a cumplir pero se han dado muchos y muy importantes ya para mostrar la intención clara de tener un sistema laboral moderno. No contra nadie. A favor de la producción, el empleo registrado y socialmente protegido”, dijo, reivindicando las primeras reglamentaciones de la legislación laboral que el Gobierno nacional dio a conocer esta mañana.
“El camino no es fácil. Tampoco podía serlo. Son muchas décadas de errores de políticas de Estado. La UIA no tiene pertenencia política. Tiene un propósito de política industrial”, afirmó bajo una salva de aplausos de personajes que parecían repetir mentalmente su mantra: “No tenemos pertenencia política. No tenemos bandera”. Salvo una verde con la cara de Benjamin Franklin. Con la cara grande, desde luego.

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