El año 2020 estará marcado como difícil de superar en cuanto al dolor y las contrariedades generadas por una pandemia. En este contexto, hay quienes siguen generando contenidos para informar y entretener.
Por Matías Dalmazzo y Mario Bonnot
Una pandemia es algo muy poco común, fuera de lo que conocíamos como normal y que ha llegado para convertirse en la nueva realidad, una suerte de mundo paralelo donde la enfermedad, el dolor y la añoranza del pasado confluyen cotidianamente y nos cuesta ubicarnos en lo que fuimos, lo que somos y lo que puede sobrevenir. En este contexto las sociedades deben seguir avanzando y tratando de maquillar esta dura realidad: es allí donde los trabajadores de los medios, en especial la radiofonía, trabajan cada día para llegar a nuestros hogares y acompañarnos con información, producción de contenidos y por qué no, el necesario entretenimiento para darle pelea y robar una sonrisa en la adversidad.
Desde La Calle quisimos conocer más detalles de esta actualidad y el proceso de generación radiofónica en la Histórica, así como saber las condiciones de trabajo y los esfuerzos que significa diariamente llegar a los hogares de los uruguayenses. Es por eso que dialogamos con Abelardo Santángelo, un nombre propio en la radiofonía uruguayense, por propia impronta, profesionalismo, recorrido personal y vocación de formación de nuevos valores.
¿Cómo vivís este año de pandemia y cuándo se sintió verdaderamente el impacto?
“No sería el mejor representante para hablar de eso, ya que transcurrí un trimestre todavía como Director de LT11, entonces cuando salí de ese puesto realmente quedé en cuarentena (como una suerte de vacaciones de la radio) y después con mucha tranquilidad retomamos Animal TV durante la mañana.Quiero ser sincero en esto, hasta el momento no desarrollé la parte comercial del proyecto; me dediqué a aceitar el trabajo del programa en dúplex, que no es un laburo cualquiera. Debido a distintas razones; el equipo de trabajo de la primera temporada está desarmado, por lo tanto me tomé este primer año para ajustar el funcionamiento. Son dos horas diarias de televisión en vivo, hechas por cuatro personas. Es un gasto de energía y una organización muy grande, como para además sumarle la parte comercial.
¿Podes trazar un paralelismo entre la situación de “normalidad” que se vivía en la primera temporada y estos meses de 2020?
Sí. (Hace el segundo del silencio de radio y continúa) Si hablamos en general, la primera temporada de Animal TV era en otro universo, ya que cuando comenzamos, Facebook no era algo masivo en Concepción del Uruguay. En este sentido, creo que Animal TV fue disruptivo: aparecer con la imagen de un estudio de radio en funcionamiento, no algo escenográfico, fue realmente fuera de lo común. En 2009, si había Facebook, era ínfima la interacción a si la comparamos con la actualidad. Estamos en otro paradigma, por lo tanto estoy analizando e investigando constantemente dónde se pone Animal TV. Este programa está basado en dos medios tradicionales, que son la radio por un lado y la televisión por el otro, pero evidentemente hoy gran parte de la comunicación corre por otros canales.
¿Este presente de medios y redes te obliga a buscar “laderos” con un determinado perfil?
En realidad nada cambió, siempre trabajé con gente muy joven. Entre 2010 y 2012 hicimos una página de internet institucional de Animal FM, donde se podía ver en vivo el programa que emitíamos por Cablevisión. Cuando hicimos eso, pensé que íbamos a ser Maradona, Kempes, Messi y Pelé juntos, pero no pasó nada (risas) Fue una inversión y una expectativa terrible que se cayó enseguida.
¿Por qué pasó eso?
La cultura de la ciudad todavía no estaba ahí, nos fuimos muy adelante. Hoy Animal TV se transmite en directo por Facebook. Volviendo a mis compañeros, estoy acostumbrado a trabajar con gente muy joven, que tienen incluso otro paradigma y que entienden que en realidad están parados en dos medios tradicionales. Esto está muy bueno, ya que siempre me gustó el acompañamiento de los procesos de enseñanza y formativo de los profesionales.
Muchas veces es difícil de lograr, pero la radio al igual qu eel diario se debe pensar para el consumidor y no para nosotros. En este sentido ¿crees que se generan escenarios novedosos y trabajados en la ciudad, o se va a lo sencillo y directo?
Más de lo sencillo y directo, falta muchísima elaboración. Me gusta mucho la radio y hace mucho tiempo que este medio no produce en la ciudad. Hace una semana, estuvimos en una clase conjunta con un colega que nos conocemos de Radio América y que trabaja en Radio Diez (es informativista y cronista), para que nos contara sus experiencias. Acompañado por Dylan Beck, aprovechamos y juntamos a todos los estudiantes de UCU para esta clase, donde pudimos compartir experiencias con el profesional de los medios. Entre sus lamentos, estaba la falta de profesionales en la producción y entonces él decía: ´la producción, como rol dentro del esquema de la radio, fue mancillada al punto que cualquier jovencito se ubica en el lugar que debería ser el eje del programa, convirtiéndose en un simple llamador de entrevistados; cuando el realidad el productor debería ser el director de orquesta´´. En Concepción del Uruguay escasean los productores integrales, que sepan leer la agenda periodística, pero que también entiendan el timing y la sensibilidad del programa. Abundan los llamadores de entrevistados.
¿Por qué pasa eso? ¿La reproducción local de esquemas porteños y falta de gente que quiera asumir el compromiso de conducir un proyecto, pueden ser algunas de las causas?
(Silencio) Sí, coincido con las dos y agrego una: hace varios años que estamos en un lugar incómodo para la cultura y el esfuerzo. Estamos hablando de la idiosincrasia del facilismo que está instalada en la sociedad. Son situaciones que siempre tratamos de torcer desde la universidad, incluso con muchísima ejercitación áulica, respecto de ir cruzando contenidos y componer el todo de un programa de radio. Buscamos que se construyan piezas radiofónicas, no llegar a poner una canción al aire sin motivos, por el mero hecho de escuchar un tema. Tiene que existir un contenido extra, más allá de la línea editorial del medio de comunicación (que no siempre tiene que ver con lo político, también hace referencia a un esquema) Cuando dicen que se debe hacer radio para el oyente, también lo entiendo considerando a la emisora o la empresa como un todo: ¿qué es lo que quiere dar? Por suerte este tema lo hablamos mucho con quienes están en Animal y medianamente tenemos una línea directriz, además de un montón de coloraturas.
Aparecen muchos chicos que dicen que les gusta la radio y que no tienen desarrollo académico ¿Entendes que este es un oficio y que se puede pulir a una persona trabajando, o hay que ir cada vez más a la capacitación universitaria?
Como nuestro trabajo en general tiene mucho de pasión, hay poca organización empresarial y las carreras de comunicación no están colegiadas. En esto último no puEdo dejar de incluir al estado, al menos en la parte radiofónica,ya que se genera un combo ideal para que todas las personas que no hayan pasado por las aulas puedan estar en un medio de comunicación. El tema es que en ese universo, encontras muchísima gente que al no tener los conocimientos técnicos que te da un aula, por más ganas que tengan, seguirán teniendo esa falencia. Termina siendo un círculo vicioso y mucha gente que está formada (en tecnicaturas o niveles universitarios de grado) no termina encontrando espacio, ya que esos lugares están ocupados.
Dentro del universo de 25 o 30 radios que existen en la ciudad, de las cuales muchas no cumplen las reglamentaciones necesarias para estar al aire, ¿cuántas escucha Abelardo Santángelo?
(Luego de un silencio y un sonrisa pícara) Escucho las que en general consume la mayoría de la gente. Es inusitado que existan 25 o 30 radios en un pueblo como este y ahí es donde vuelvo a colocar al Estado como responsable. El Estado debería decir, por ejemplo, se permite una radio cada diez mil habitantes. De esta manera, el negocio de la radio va a permitir hacerse como negocio. Los empresarios de radio vamos a poder tener nuestros empleados en blanco y gestionar incluso una identidad tal que se transforme en una buena oferta para la audiencia. Hay un montón de radios que son muy parecidas, por lo tanto, de haber diez en la ciudad podríamos diferenciarnos de una forma notoria para evidentemente ocupar nuestro nicho. Pero insisto, escucho las ocho o diez radios que escuchan la mayoría de las personas.
Estudiaste en Cosal, trabajaste un tiempo en Capital Federal y volviste a la ciudad ¿Qué te trajiste en ese entonces, para intentar aplicarlo en los medios de la ciudad y así tratar de hacer una diferencia?
Estudié en una época maravillosa, a un año de recuperada la democracia. Había unas ganas de hacer comunicación que se permeaba en las aulas. Cursé entre 1985 y 1987, salí de Cosal y luego estudié en TEA, aunque el último año no lo pude hacer debido a que estaba trabajando en Radio América y el turno me coincidía. Estuve siete años en la radio y volví a Concepción del Uruguay, por una cuestión personal y además necesitaba volver a mi pueblo.
¿Te trajiste alguna herramienta novedosa en particular?
(Risas) Tres CDs con cien cortinas de radio, que eran oro en polvo para esa época. Una de estas cortinas la utilicé y se convirtió en el jingle del programa “Prensa Radial”. Si bien entré a radio América para ser locutor redactor, al poquito tiempo pasé a la producción periodística. Fue así que cuando llegué a la ciudad, intenté hacer producción periodística y por lo tanto empecé a buscar un conductor.
¿A quién encontraste?
Entre el universo de los que conocía y la cultura que había en Concepción del Uruguay, no encontraba el conductor y me terminé sentando frente al micrófono a conducir. Al principio lo hacía a regañadientes, no quería hacer ese trabajo, pero con el tiempo me sentí muy bien conduciendo. “Prensa Radial” fue realmente una revolución: eran dos horas, de seis a ocho de la mañana. Empezamos en radio Franca y en ese horario hacíamos entre cinco y seis entrevistas por día. Venía desde un lugar, donde casi sin conocer a nadie, podía ser cuasi irrespetuoso con todos. En esa falta de respeto que tenía, no dejaba ni siquiera saludar. Tenía un ritmo de programa precioso, que ni hoy lo escucho en otros lados y tampoco lo replico en mi programa actual. Soy un gran crítico de la profesión en general y también de lo que me toca hacer.
¿Cuándo te diste cuenta que necesitabas mutar de ese productor-conductor a conductor-empresario?
En la absoluta necesidad. Trabajaba en radio América y mi esposa en Todo Noticias (TN). Se pueden imaginar que llegábamos tranquilamente a fin de mes y cuando nos vinimos para acá hubo que aprender a vivir con “chaucha y palito”. Ahí me di cuenta que tenía que ser empresario; me costó muchísimo tiempo. El producto Animal TV me ayudó muchísimo en esa transformación.
¿Es difícil ser empresario de medios de comunicación en una ciudad como esta?
Sí. Mucho.
¿En qué radica la dificultad? ¿En el desinterés que tienen por los medios locales, que cuesta mostrarlos como una vía de crecimiento para los clientes?
Durante mucho tiempo le cargué las tintas a los comerciantes, ya que en nuestro pueblo es distinto de la ciudad de Paraná, que conforma una metrópolis de un millón de personas junto a Santa Fe y suburbios de cada localidad. Nosotros tenemos ochenta mil habitantes y las grandes empresas no están acá. Es así que nuestro trabajo se hizoposible gracias a los pequeños empresarios, básicamente dedicado al comercio minorista. Hoy creo que fui injusto en haber cargado las tintas contra el comercio minorista. Y acá volvemos a lo que hablamos anteriormente, no debería haber treinta radios por una cuestión de orden. Naturalmente que las retransmisiones en directo de las radios porteñas nos afectan mucho, ya que muchas veces ningún otro colega nos hace tanta competencia comercial como una retransmisora. Hay por lo menos tres grandes radios en la ciudad que no tienen producción propia: La Cien, Mitre y Rivadavia. No obstante, pude vivir de esto y mantener mis ideas, que es lo que siempre valoré en torno a Animal FM, donde hubo un gran proyecto durante mucho tiempo. Siempre tratábamos de ensanchar lo que la FM nos podía dar, en virtud que estábamos un montón de profesionales de la comunicación juntos. Hoy celebro que mis compañeros de trabajo tengan 22 años, aplaudo que existan jóvenes responsables dentro de un medio tradicional. Además celebro que hace poco tiempo se abriera una nueva FM con profesionales muy jóvenes, ya que esta camada será la que va a sostener la radio. Soy un convencido que debemos agregar contenido, pero tampoco las radios de Buenos Aires hacen nada.
¿Con tanta irrupción de nuevas herramientas comunicacionales, crees que la radio va a seguir siendo un negocio rentable?
Sí. Hay una situación, en virtud del negocio. Hace unos meses reuní a todo el equipo de Animal TV y tomamos un curso de podcast. Es muy difícil de monetizarlo en este pueblo y en esta región. Institucionalmente sirve muchísimo, pero tenés que destinar horas-hombre. Animal FM estuvo dirigida en su programación y artística por un chico de 16 años, que fue Renzo Espósito. Como director de medio, a Renzo tenía que ir frenándolo porque él quería estar a la hora Nueva York y estamos en Concepción del Uruguay. En 2012 abrimos el Facebook de la radio y al mismo momento hicimos lo mismo con Twitter. Facebook llegó a tener diez mil seguidores, mientras que Twitter, seiscientos. Evidentemente Twitter no andaba por acá, mientras que en Buenos Aires era mejor que tengas Twitter y no DNI. Tenemos que ser muy cuidadoso de cómo bajamos las posibilidades técnicas, cualquiera de nosotros podemos hacer un podcast, el tema es como lo impones o lo monetizas ¿Cuánta gente hoy en Concepción del Uruguay escucha un podcast?
En esta búsqueda constante de innovar, se han llegado hasta a caracterizar para conducir Animal TV en determinadas fechas…
(Risas) Sí, nos hemos divertido mucho. Durante mucho tiempo fui un profesional muy estricto, por eso agradezco esta conversación para agradecer y pedir disculpas (se ríe). La televisión me ha desarmado esa rigidez. En la radio vos tenés un nicho más o menos conocido al que le conversas, pero la televisión es más amplia. Siempre cuento una anécdota que tiene que ver con un servicio lujoso que promocionaba y que gracias a la promoción de la televisión se pudo vender. Mientras salgo de una reunión con el empresario, pasó un señor mayor en bicicleta y me dijo: ´chau Abelardo´. Ahí se nota la gran amplitud y masividad de la televisión, algo que nos permitió jugar muchísimo. Nos permitimos poner el ego en cero, no voy a ser menos nada si me visto de caballero o de San Martín durante un día conmemorativo. La devolución que más se escucha de la gente es: cuanto me divierto. Al mismo tiempo representa un peligro, ya que te ubica en un lugar que si no lo entendés, te quedas en la diversión y dejas de lado lo otro: informar, mostrar, promocionar, tomar partido y entregar un contenido”.
¿Qué crees que le falta al periodismo local para ser mejor?
Me gustaría que no haya 30 radios porque nos permitiría como profesionales desarrollar mejor y estar en contacto con la ciudadanía. Que los grandes nos animemos a dejar a los más chicos sentar frente al micrófono. Esa es una de mis premisas, me ha servido bastante y me ha ido muy bien, los resultados han sido geniales. Hay que darles tiempo y sobretodo acompañarlos. Valoro más quien lo hace mirando, aprendiendo y pidiendo consejos que haciéndolo solo.
¿Y en la conducción? ¿Faltan empresarios de medios?
Sí, falta, falta. Es un gran combo: la cultura de los pueblos son distintas y acá hay un montón que no ayudan para ese resultado. Y en esto me siento parte porque yo siento que he fracasado en esto. Que no hemos sabido juntarnos con otros radiodifusores y hacer una sola radio. El problema es que derrama en una menor calidad informativa para la gente. Que tenga todas las miradas, a todos quienes hoy la ciudadanía sigue y no lo hemos sabido construir. Como no hemos sabido construir un canal. Nuestra sociedad no supimos construir un canal. Creo que tenemos ahí una asignatura pendiente”, concluyó explicando Abelardo Santángelo a La Calle.