La oposición contra la Ley de etiquetado

Los octógonos son una recomendación de la OMS y Unicef, para ciertos comunicadores “afean” el producto.

Por Hernán Bravo

En los últimos años, el tema de la alimentación saludable ha ganado una gran importancia en todo el mundo. Cada vez son más las personas que se preocupan por lo que comen y por los efectos que los alimentos que consumen tienen en su organismo. Es por eso que la implementación de una ley de etiquetados en Argentina ha sido un tema recurrente en los últimos años.
Esta ley que fue sancionada en octubre de 2021 (200 votos positivos frente a 22 negativos y 16 abstenciones), busca garantizar que los consumidores tengan acceso a información clara y precisa sobre los productos que consumen. A través de la inclusión de etiquetas con información nutricional detallada, los consumidores podrán tomar decisiones informadas y conscientes sobre lo que compran y consumen. Se convirtió en ley luego de un larguísimo debate y gracias al apoyo de la Organización Panamericana de la Salud y Unicef, además de innumerables asociaciones de profesionales y ONGs de la Argentina.
Sin embargo, la postura de la oposición a esta ley ha sido cuestionable en muchos aspectos. En primer lugar, se argumenta que su instrumentación afecta negativamente a la industria alimentaria, especialmente a las pequeñas y medianas empresas. Nada más alejado de la realidad, por el contrario: la ley de etiquetados es un paso importante para garantizar la transparencia en la industria alimentaria.

Productos saludables
El etiquetado frontal no sólo beneficia a los consumidores, sino también a las empresas que ofrecen productos saludables. Al incluir información nutricional detallada en sus etiquetas, estas empresas pueden destacar la calidad de sus productos y atraer a consumidores preocupados por su salud. De hecho, muchas empresas ya han comenzado a utilizar etiquetas con información nutricional detallada como una forma de diferenciarse en el mercado y destacar la calidad de sus productos.
Otro argumento utilizado por la oposición es que la implementación de la ley de etiquetados es una forma de interferir en la libre elección de los consumidores. Sin embargo, esto no es cierto. Los consumidores tenemos derecho a saber qué estamos comprando y consumiendo, y la inclusión de información nutricional detallada en las etiquetas les permite tomar decisiones informadas sobre lo que compran y consumen. No vamos a decir nada sobre la campaña que se lleva adelante en los medios alineados con la oposición contra «la etiqueta negra, que es fea», porque eso trasciende todo pensamiento que se base en, al menos, el sentido común.
Además, la ley de etiquetados no prohíbe la venta de productos que no sean saludables. Simplemente garantiza que los consumidores tengan acceso a información precisa y detallada sobre lo que están comprando. De esta manera, los consumidores pueden tomar decisiones conscientes y responsables sobre su alimentación.

Un paso en la dirección correcta
La oposición alega también la implementación de la ley de etiquetados es una forma de “criminalizar a la industria alimentaria”. Sin embargo, esto no es cierto. La implementación de esta ley no busca criminalizar a la industria alimentaria, sino simplemente garantizar que los consumidores tengan acceso a información clara y precisa sobre los productos que consumen.
Es importante destacar que la implementación de la ley de etiquetados no es una solución mágica a los problemas de la alimentación saludable en Argentina. Pero, la verdad es que representa un paso importante en la dirección correcta. Al garantizar que los consumidores tengan acceso a información clara y precisa sobre los productos que consumen, podemos comenzar a cambiar la cultura alimentaria en Argentina y fomentar hábitos alimentarios más saludables

Octógonos “feos y malos”
En conclusión, la implementación de una ley de etiquetados en Argentina es un paso decisivo en el camino de garantizar la transparencia en la industria alimenticia que se resiste a modificar sus prácticas porque teme perder sus ventajas al ocultar, confundir o engañar a los consumidores con lo que contienen sus productos. Arguyen que el nuevo etiquetado les representa un “costo” elevado, como si hiciera falta aclararle que enventualmente podrían trasladárselo a los consumidores… No es casual que en estos días algunos comunicadores que cuentan con las grandes empresas como sponsors hayan disparado a mansalva mensajes breves y críticos hacia la normativa. Buscan desacreditar la ley remarcando “su innecesaria existencia” debido, nada menos, a que “afean la imagen de productos” que califican de “icónicos”. Aunque intoxiquen y enfermen a grandes y chicos.