La mirada social desde el territorio de Marianela Marclay: «La ciudadanía no pide planes asistenciales, sino oportunidades laborales»

En diálogo con La Calle, Marianela Marclay, secretaria de Desarrollo Social y Educación, trazó un crudo diagnóstico sobre la situación social en Concepción del Uruguay. Pobreza, adolescencia, salud mental y empleo, ejes de una gestión con los pies en el barro y la escucha como guía.

Por: Matías Dalmazzo

En un contexto económico complejo, con el crecimiento de la pobreza golpeando de lleno a la infancia y adolescencia, Marianela Marclay sostiene que el trabajo social no se puede hacer desde un escritorio. Su historia personal está arraigada en el territorio y su gestión, marcada por el contacto directo con los vecinos.

Desde la Secretaría de Desarrollo Social y Educación, y en articulación con áreas municipales y organismos como UNICEF, impulsa programas que buscan garantizar derechos básicos. En esta entrevista con La Calle, repasa los desafíos más urgentes, el rol del Estado y la necesidad de políticas públicas con mirada integral.

-Analizando tu trayectoria política y social en Concepción del Uruguay, da la sensación de que siempre priorizaste el trabajo en territorio ¿Es así? ¿Cómo se fue forjando ese compromiso con los sectores más vulnerables?

-Tienes razón, el territorio es mi lugar: nací ahí en el barrio. Cuando caminás los barrios de Concepción del Uruguay, no podés quedarte indiferente. Ves la realidad en la cara: gente, familias y los niños. Así se forjó mi compromiso: con los pies en el barro y el oído pegado a la gente.

Las soluciones no salen de un escritorio, salen de escuchar a los vecinos.

Estar presente es la única forma que encontré. No se trata de repartir desde lejos. Se trata de estar al lado. La confianza se gana estando ahí, día a día.

-Durante la gestión anterior, con Martín Oliva como intendente, ya venias trabajando en el área social del municipio. Después y en las elecciones de 2023, fuiste electa como concejala; pero decidiste no asumir esa banca ¿Qué te llevó a tomar esa decisión?

-Impulsamos un proyecto de ciudad creado en equipo. Aquella decisión respondía a una necesidad: poner a la ciudad en el centro. Hoy confirmo que estar donde la gente nos requiere, es parte fundamental de nuestro deber y nuestras convicciones. La calle es nuestro termómetro. No podemos ignorar las demandas ciudadanas.

-Hoy tenes a cargo una de las áreas más sensibles del gobierno local (me refiero a la Secretaría de Desarrollo Social y Educación) ¿Cuáles son los principales desafíos que encontrás a diario en el trabajo con los ciudadanos más postergados?

-El desafío central es la falta de empleo. La ciudadanía no pide planes asistenciales, sino oportunidades laborales que les permitan sustentar a sus familias y proyectar un futuro. En esto tenemos una deuda que nos interpela. Muchos problemas actuales —como la pobreza estructural— trascienden lo económico: son también culturales.

Esta realidad se refleja con crudeza en nuestra ciudad, donde la pobreza ha crecido de forma alarmante. Antes era excepcional ver a niños buscando comida en la basura; hoy es una escena repetida en calles y bulevares. El año pasado, ante casos aislados, lográbamos contener a las familias. Hoy, la magnitud del problema desborda nuestra capacidad de respuesta de un gobierno municipal que enfrenta estos desafíos en soledad.

-Se vienen desarrollando obras de infraestructura social en barrios como La Escondida, La Tablada y Villa Itapé. ¿Qué impacto directo notas en la vida cotidiana de las familias cuando llegan estas mejoras?

-La Municipalidad está llevando a cabo el plan de integración socio urbana en barrios de la ciudad, ya que queremos mejorar la calidad de vida de los vecinos. Estas obras van más allá de las mejoras de los espacios, buscan brindar oportunidades para el desarrollo de la comunidad; la inclusión social y la equidad. 

-Con UNICEF vienen articulando distintas políticas orientadas a la infancia y adolescencia. ¿Qué importancia tiene este tipo de acompañamiento para una ciudad como Concepción del Uruguay?

-Este acompañamiento nos ha brindado herramientas y estrategias, para que el municipio pueda adecuar o poner en marcha nuevas iniciativas vinculadas siempre a la misma temática: proteger y garantizar los derechos de las personas, desde la primera infancia.

Siempre expreso que no podemos esperar que un niño tenga un buen rendimiento escolar, si antes no le dimos las condiciones necesarias. Si no atendemos su alimentación, su acceso a la salud y la educación desde una temprana edad, no es sorprendente que ese niño no logre terminar la secundaria o que no sea un candidato a la universidad. Aquí es donde tenemos que reflexionar, sobre qué tipo de ciudad queremos construir y qué políticas públicas necesitamos para ofrecer un verdadero desarrollo social.

 -El Programa Municipal “Adolescentes” fue una iniciativa que resonó en estos meses ¿Qué busca este programa y qué respuestas encontraron por parte de los jóvenes?

-Este programa pretende abordar integralmente las situaciones de múltiples vulnerabilidades que impiden que adolescentes, de 13 a 17 años, accedan plenamente a todos sus derechos a través de un equipo interdisciplinario de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia, en articulación con organismos estatales municipales, provinciales y nacionales; además de organizaciones civiles.

En la primera etapa del Programa se puso énfasis en la salud integral, ya que fue seleccionada como principal preocupación de las y los adolescentes; además de capacitaciones para referentes escolares sobre bullying y grooming, prevención del suicidio y también la educación sexual integral.

Este  esfuerzo conjunto por fortalecer el tejido social y la participación ciudadana activa de los jóvenes en Concepción del Uruguay, ha sido muy bien recibido por los adolescentes dando respuesta en cada una de las participaciones.

-En más de una ocasión expresaste preocupación por el aumento de la pobreza en la ciudad, incluso mencionando casos extremos como familias que buscan comida en la basura. ¿Cómo se enfrenta esa realidad desde el municipio, muchas veces sin respaldo de otras instancias del Estado?

-Cada mes son más las familias que se presentan en la Secretaría de Desarrollo Social y Educación, para solicitar una ayuda en alimentos. Además, en las recorridas por los barrios, se visualiza una mayor complejidad. Estamos en un momento crucial, donde estamos con una población cada vez más pobre; donde por primera vez la pobreza ataca a las infancias y adolescencias, los números son alamares, los programas sociales nacionales y provinciales, están caídos.

En este contexto; la municipalidad está redoblando los esfuerzos para estar presente, pero entendemos que no vamos a salir de esto solos. Las políticas sociales en función de la comunidad requieren, si o si, un trabajo en conjunto, una mirada integral de los tres niveles de gobierno: municipal, provincial y nacional.

-Su trabajo en la ciudad la posiciona como una de las figuras femeninas con más visibilidad en la gestión local ¿Siente que esa experiencia acumulada en aspectos sociales de la ciudad, puede proyectarse a otros espacios más amplios en un futuro cercano?

-Es el momento de pensar en el país, la provincia y la ciudad que queremos. Los dirigentes tenemos que pararnos y escuchar, por lo que es fundamental que estemos conectados con la realidad que vivimos y que actuemos en consecuencia.

Hoy más que nunca, debemos estar unidos y aprender de nuestros errores para construir un futuro mejor.