El presidente electo de Estados Unidos tiene un plan claro para Medio Oriente, y la tregua que comenzó este miércoles en Líbano es el resultado de las conversaciones que mantuvo con Biden en la Casa Blanca y con un enviado de Netanyahu en Mar-a-Lago. Trump, quien lleva años conociendo a Ron Dermer, el ministro de Asuntos Estratégicos de Israel, no se sorprendió cuando Dermer solicitó una reunión privada en su residencia en Mar-a-Lago. Durante su encuentro el 10 de noviembre, Dermer le reveló a Trump que había una oportunidad para lograr una tregua entre Israel y Líbano, lo que Trump respaldó sin objeciones.
Mike Waltz, futuro consejero de Seguridad Nacional, celebró los avances, destacando que la victoria de Trump había enviado un mensaje claro de no tolerar el caos, mientras se avanzaba hacia la desescalada en la región. Amos Hochstein, enviado de Biden para el Líbano, también estaba involucrado en las negociaciones, habiendo viajado a Jerusalén días antes de las elecciones de EE. UU., donde Netanyahu evaluó la viabilidad de la tregua. Esta información, respaldada por Netanyahu, fue compartida por Dermer con Trump en su encuentro en el campo de golf.
Tanto Trump, Netanyahu, como Biden estaban de acuerdo en avanzar hacia la tregua, que había sido verificada con el premier libanés, Najib Mikati, quien estaba dispuesto a negociar a pesar de la presión de Hezbollah. La iniciativa de paz, que Biden y Macron habían anunciado en la ONU en septiembre, se había estancado tras un intento de Netanyahu de eliminar a Hassan Nasrallah, líder de Hezbollah. No obstante, la situación cambió cuando Dermer se reunió con Trump, quien ya había discutido la situación con Biden.
Tras estas reuniones, Hochstein se reunió con el equipo de Seguridad Nacional de Trump, y le informó que la tregua estaba bloqueada debido a una exigencia de Netanyahu: la posibilidad de atacar a Hezbollah si consideraba que existía una amenaza inminente para Israel. Trump apoyó esta demanda.
Finalmente, la tregua comenzó a las 21:00 del martes, con un mecanismo que implicaba la retirada de tropas israelíes del sur de Líbano, el movimiento de Hezbollah al norte del río Litani, y la ocupación de la zona por el ejército libanés. Biden, en un anuncio oficial, destacó que durante los próximos 60 días, el ejército libanés tomaría el control del territorio y que no se permitiría la reconstrucción de infraestructura terrorista de Hezbollah.
El acuerdo de tregua también incluye la creación de un comité de control encabezado por Macron, junto a los mandatarios de Estados Unidos, Alemania y el Reino Unido, para decidir sobre posibles ataques a Hezbollah en caso de provocación. Líbano aceptó finalmente las condiciones, con la influencia de Macron. Además, Francia tendrá un rol clave en la reconstrucción de Líbano y en el apoyo al ejército libanés, cuya capacidad militar es limitada frente a Hezbollah.
Biden y Trump decidieron que no habrá tropas estadounidenses en las áreas que abandonarán Israel y Hezbollah, pero asesores del Pentágono operarán desde la embajada de EE. UU. en Beirut para evitar que un incidente ponga en peligro la tregua. Cuando Trump asuma la presidencia, deberá decidir si respeta este acuerdo o establece uno nuevo.