Un tronco de olivo en llamas en un campo cerca de Felline, Italia. Desde el comienzo de la epidemia de la bacteria vegetal Xylella fastidiosa, capaz de convertir una región en un Chernóbil vegetal, miles de campos de olivos de la región han sido abandonados, provocando un importante aumento de los incendios, especialmente con las altas temperaturas del verano. La Xylella hace que las plantas mueran de sed de adentro hacia fuera. Unos insectos diminutos llamados cercopoideos transmiten la bacteria de un árbol a otro, fijándose al xilema (los tubos en el interior de las plantas que transportan agua de las raíces a las hojas) de su huésped. Los insectos succionan el líquido de un árbol infectado, pueden transportar la bacteria en sus fauces e inyectarla a la siguiente planta de la que se alimenten. Todavía no se conoce ninguna cura efectiva contra la Xylella que ha acabado matando olivos de 1.000 años.
La foto del día
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