Una familia nómada del valle de Darhad, Mongolia, comienzan a moverse para sobrevivir con su ganado. Con veranos calurosos e inviernos helados, Mongolia tiene uno de los climas más extremos de la Tierra. También figura entre las naciones con menos densidad de población. En las vastas estepas que se extienden a lo largo del norte de Mongolia, kilómetros separan a los “gers” (carpas familiares) unos de otros, los cuales son trasladados al menos cuatro veces al año, conforme a las estaciones. Miles de pastores en los últimos años han abandonado la vida nómada para vivir en la ciudad. Los grupos familiares se amontonan en asentamientos, que crecen de forma descontrolada, en las orillas de Ulán Bator, la capital del país, cuya población se ha duplicado en las últimas dos décadas. Este padre y sus hijas han decidido permanecer en la estepa y aunque hay un brillo triste y como de cansancio en sus ojos, no miran atrás.









