El devastador terremoto de 7.8° de magnitud que azotó este lunes una franja de Turquía y el noroeste de Siria dejó hasta el momento más de 3.500 muertos y 14.000 heridos. El sismo derribó bloques enteros de departamentos en ciudades turcas mientras la gente dormía y provocó más desolación sobre millones de sirios desplazados por 11 años de guerra. Cuando parecía que ya nada podía ser peor, poco antes del anochecer, una segunda réplica de 7.6° en la escala de Ritcher golpeó la región, provocando daños materiales como ningún otro terremoto en más de un siglo. Se espera que el número de muertos continué aumentando rápidamente por las personas atrapadas bajo los escombros. Siria y Turquía se consideran cunas de la civilización humana y hogar de algunas de las reliquias de la antigüedad más preciadas del mundo, y cuentan con varios sitios del patrimonio mundial de la Unesco.
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