La foto del día

Los caballos han jugado un papel fundamental en la vida y el desarrollo social en Bulgaria, desde que los tracios, procedentes de las estepas de Eurasia, llegaron a la zona en torno al año 3.500 a.C. Para la guerra, la labranza o el transporte, las diferentes razas de caballos fueron criadas para un fin determinado, bajo el auspicio del gobierno. Pero conforme el progreso acabó con algunas actividades, arrastró consigo a los nobles equinos. Uno de los que sobrevivió fue el “Rasgo búlgaro”, una rara raza de tiro, originaria y exclusiva de este país. Un estudio realizado de la Universidad de Uppsala y publicado por la FAO, apunta que quedan 2.778 ejemplares de Rasgo búlgaro. Pero su número podría descender debido a la prohibición de los carros de tracción a sangre, que en Sofía constituyen una postal exótica para una capital europea moderna. Quizás las competencias de fuerza, tan populares en los barrios, consigan salvarlos.