La foto del día

Personal de vida silvestre revisa los cadáveres de ballenas varadas en la bahía de Macquarie, en el oeste de la isla australiana de Tasmania. Casi 200 ballenas perecieron en la escarpada costa, donde los rescatistas sólo pudieron salvar unos pocos ejemplares. La Sociedad Zoológica de Londres ha documentado más de 12.000 cetáceos varados desde 1990 y la evidencia indica que sus causas tienen que ver más con la actividad humana que con fenómenos naturales. La contaminación acústica, como los pulsos de sonido por el uso del sónar en buques y los sensores marinos para detectar movimientos sísmicos y tsunamis, interfieren con la capacidad de comunicación y orientación de las ballenas y pueden empujarlas hacia la orilla. Pese a ser los animales acústicamente más sofisticados del planeta, su instinto gregario hace que cuando una queda encallada todo su grupo acude a apoyarla, cayendo a veces en una trampa mortal.