Un joven cría palomas para mantener a sus hermanos después de que su familia perdiera sus cabras y burros a causa de la sequía y la caza furtiva. Una sequía de siete años ha arrasado el desierto de Namibia hasta los huesos. El amplio terreno, un páramo donde los bosquimanos nómadas y los animales solían moverse libremente, ahora es una tierra cercada. Una tierra limitada. Las aves de corral, las mascotas y los burros y vacas están protegidas las 24 horas de los depredadores hambrientos, cada vez más osados. Nacida en Namibia, Margaret Courtney-Clarke pasó sus años de formación estudiando arte y fotografía en Sudáfrica. Durante las últimas cuatro décadas ha trabajado como fotorreportera para medios gráficos de prestigio de Italia, Estados Unidos y en su continente natal. En 2009, volvió a vivir en Namibia, volviendo su lente hacia su interés de toda la vida: la noción de “refugio”.