Salir al mundo para hacer fotos puede ser abrumador porque la fotografía callejera tiene que ver con el fracaso en un 99%. Tener una disposición positiva para esta actividad es imprescindible, aparte de un buen ojo. Los buenos artistas muchas veces se sienten derrotados, pero los grandes artistas lo siguen intentado: la fortaleza mental y la suerte son las mejores amigas del fotógrafo atento. Para estos se trata de seguir caminando, buscando, esforzándose. Eventualmente, sucederá algo interesante, un rayo de luz, un gesto, una extraña yuxtaposición. Si alguien no busca capturar una buena foto, no la verá. Si busca encontrarlas, están por todas partes. De vez en cuando se trata de sentarse al cordón de la vereda a ver la gente pasar. Y apretar el botón cuando algo se revela, incluso cuando la imagen no está del todo allí. Dejarse guiar por el instinto y luego preguntarse: ¿Por qué van todos para allá?