Un paciente de un centro residencial contempla una mariposa que un familiar le regaló el año pasado cuando, en medio de la segunda ola de la pandemia de Covid 19, todas las visitas se cancelaron. El hombre de 89 años tiene demencia vascular y Alzheimer y pasó la mayor parte de 2020 y 2021 encerrado en el geriátrico lo que agravó su melancolía, su cuadro clínico y casi todos sus indicadores fisiológicos. Sin embargo, la dedicación, el amor y, especialmente, la imaginación con el muchas de estas personas mayores fueron atendidas por el personal de salud contribuyó a que el confinamiento sea hoy sólo un mal recuerdo. En algunas residencias las enfermeras grababan con sus teléfonos mensajes o filmaban a las personas mayores, muchas veces sin que ellos lo supieran, y se los enviaban a los familiares. Grupos de apoyo que trabajan con mascotas comenzaron a enviar pequeños animales, como peces y mariposas, lo que según los especialistas tuvieron un efecto inmediato contra la soledad.