El 60% de la selva amazónica se encuentra en Brasil y es la parte más amenazada por la deforestación, la minería y la explotación de sus recursos. La extracción de minerales como el oro, la tala comercial, la limpieza de enormes superficies para la agricultura a gran escala, los proyectos hidroeléctricos y la construcción de carreteras, ha llevado a la destrucción masiva del ambiente natural. Según el Consejo independiente para Relaciones Exteriores, Brasil perdió alrededor de una quinta parte de su cubierta forestal en los 50 años anteriores a 2019. Pero desde 2019, la devastación de la Amazonía se ha producido a su ritmo más rápido en una década. La selva cumple varias funciones ambientales tanto a nivel regional como mundial, ayudando a regular el clima global. También alberga a más de 350 grupos indígenas diferentes, más de 60 de los cuales aún permanecen en gran medida aislados