Soldados patrullan las calles de San Salvador después de que el gobierno declarara el estado de sitio por hasta 30 días, mientras el país enfrenta una ola de derramamiento de sangre relacionado con las pandillas que ha dejado decenas de muertos en sólo dos días. Las “maras” Salvatrucha y Barrio 18, entre otras, tienen unos 70.000 miembros en El Salvador, más de 17.000 de ellos encarcelados, y operan a través de homicidios, extorsiones, narcotráfico y otras actividades ilegales. Aunque la violencia callejera eran un fenómeno en auge a principios de los ’90 mientras la democracia salvadoreña estaba apenas estrenándose, las maras explotaron en 1996 cuando Estados Unidos inició una política de deportaciones de convictos a sus países de origen. Los ex presos provenientes de California comenzaron a dominar esas formaciones embrionarias y las convirtieron en organizaciones más complejas y violentas.