Lviv, a 470km de Kiev, en el oeste de Ucrania, permanece casi ilesa desde que comenzó la invasión rusa hace un mes. Conocida por su Casco Antiguo, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, Lviv se ha convertido en las últimas semanas en una antesala de guerra. Los civiles se arman y desmantelan las señales de tránsito en un esfuerzo por desorientar al ejército ruso. Las rutas de acceso son controladas por estrictos retenes y en algunos lugares se han talado árboles para bloquear las carreteras. Sin embargo, la principal amenaza para sus 730.000 habitantes y 200.000 refugiados, viene desde el cielo, por lo que improvisan refugios antiaéreos hasta en las alcantarillas. El 13 de marzo cayeron 30 misiles contra una base militar ubicada a 40km de la ciudad, matando a 35 personas e hiriendo a 134. En la mañana del 18, el aeropuerto fue bombardeado. Y en los últimos días las sirenas de alarma suenan a toda hora.
