La gente se prepara para pasar la noche en una estación del subterráneo de Kiev, una imagen que se repite desde ayer en otras tantas estaciones de la capital ucraniana. El metro de Kiev permanece abierto y en funcionamiento, para que los ciudadanos puedan refugiarse y movilizarse a los límites de la ciudad para continuar su ruta de salida del país. Además de estos espacios el Gobierno ucraniano ha preparado centros de refugio para aquellos que lo necesiten, sobre todo, para las personas mayores con movilidad. Los búnkers antiaéreos se distribuyen por todo el país, pero la preocupación va más allá de las bombas: ayer el gobierno de Ucrania reconoció haber perdido el control de la central nuclear de Chernóbil, a unos 100km de Kiev, que sufrió la peor catástrofe nuclear de la historia en 1986 y contaminó tres cuartas partes de Europa. Se desconoce el estado de la cubierta que aísla al reactor accidentado.









